La captura y tráfico ilegal de totoaba ha traído como consecuencia la extinción de la vaquita marina. También, ha comenzado a afectar a otros sectores de la economía en todo el país

Sin deberla ni temerla, la vaquita marina muere enredada en las redes que fueron utilizadas para la pesca de totoaba. La captura y el tráfico ilegal de este pez considerado por la cultura asiático con propiedades medicinales se da principalmente en San Felipe, Baja California y el Golfo de Santa Clara, Sonora. A causa de esto, la vaquita marina está en peligro de extinción.

La vaquita marina es una especie endémica de México, habita en el norte del Golfo de California y está considerada en Peligro de Extinción (P) en la lista de especies en categoría de riesgo en la NOM-059-SEMARNAT- 2010. Es considerada la marsopa más pequeña del mundo.

De esta especie acuática también llamada phocoena sinus no se habla muchos históricamente. Su primera descripción, realizada en la primera mitad del siglo XX, se basó gracias al hallazgo de tres cráneos encontrados cerca de San Felipe, Baja California. Algunos años más tarde se describió todo el esqueleto cuando se recolectaron ejemplares enteros varados. Sin embargo, fue hasta 1958 cuando se describió de forma oficial.

Actualmente es una de las especies en mayor peligro de extinción. Enfrenta un declive en su población debido a diferentes causas. Como lo son la captura incidental, aumento de la actividad pesquera y limitada tasa de crecimiento poblacional.

Protección de vaquita impacta economía

Al ser una especie endémica (especie exclusiva en la región) y emblemática, se deberían realizar importantes esfuerzos para su protección y conservación. No obstante, depende mucho del combate al tráfico y pesca ilegal de la totoaba.

Y en ello hay mucho trabajo que realizar, ya que en marzo la Secretaría General de la Convención Internacional sobre el Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) dio a conocer que no consideraba adecuado el Plan de Acción para el combate al tráfico ilícito de esta especie.

Asimismo, para el 13 de abril México logró que el CITES aprobará el Plan de Acción mencionado. De un día a otro, la sanción comercial obligó al cierre de fronteras, para las comunidades ejidos y pueblos indígenas que viven principalmente de la venta de especies silvestres, productos y subproductos regulados por las CITES. Con ello, se afectó la economía local a más de 4 mil 800 kilómetros de distancia, cerca de Guerrero.

La cuestión es equilibrar la serie de acciones que permitan proteger a la vaquita marina y también contribuyan a mejorar o al menos a mantener la economía local, así concluyen especialistas en el tema.

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