Cambio Climático ¿Un invento del ser en busca de sentido?
Las siguientes son algunas reflexiones del autor, sobre el Cambio Climático, la crisis medioambiental y futuras proyecciones
David Madrigal
Ingeniero en energía y desarrollo sustentable
Es junio, para ser preciso, es la segunda semana del mes, pasan las horas de un miércoles y reviso pendientes de la maestría. Afortunadamente son pocos los “no leídos”. Uno llama mi atención “Proyecto de titulación”. Palabras más, palabras menos, dice que como requisito debo definir cuanto antes, si haré tesis, tesina o publicación en revista indexada, también debo definir tema y asesor.
Decido darme un balazo en el pie, elijo lo que suena más retador. No tengo muy claro a dónde iré, pero me decanto por la tesis. Luego vemos cómo resolvemos. Llevo meses o quizás años cuestionando. Mi formación es de “doctor del planeta”, así es como lo defino, soy ingeniero en energía y desarrollo sustentable y me dedico a paliar las patologías del mundo.
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Mi ética profesional se encuentra comprometida con el cuestionamiento continuo. Ese que busca ajustar la brújula, cogerse de algo cada vez más fijo, certero, mientras esta roca viaja sin rumbo por el espacio. El planteamiento será más o menos así: “el Cambio Climático no existe; es una invención e interpretación del ser humano”.
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Para comprender a dónde pretendo llegar o el punto de abordaje, anexo un texto que escribí en algún rato de café, pluma y aburrimiento.
“Ego ambiental. Me sorprende el autoaferramiento. Como al filo de la navaja y con la espalda contra la pared el humano se muestra resiliente ante un mundo que quiere cortar relación con él. El planeta se ha visto distorsionado, lastimado, se ha mostrado caótico y en deterioro en los últimos siglos debido a las actividades que el ser ha realizado en busca de comodidad y progreso”.
La Tierra se dio cuenta de que cambiando un poco sus condiciones, sus índices y niveles se puede deshacer del parásito que lo habita sin darle nada a cambio.
Estoy paralizado de cómo las personas, hoy más que nunca, se conglomeran para salvar al planeta, se sueltan religiones, razas y preferencias en pro del ambiente; se prioriza el ecosistema en todos los rincones del mundo, brotan asociaciones por doquier, grandes y pequeñas oficiales y no oficiales; hay marchas, revueltas, gente gritando y niños. ¡Niños!
Percibo terror, urgencia y desesperación. Todos quieren poner de su parte, algunos usando un termo y otros su bicicleta.
Me llama la atención el gran ímpetu que está poniendo la especie humana para salvar los ecosistemas y me lleva a cuestionarlo: ¿No es mucho ego? ¿No constituye un esfuerzo faraónico para revertir el daño solo porque el humano no tiene la capacidad de imaginar un mundo sin él? ¿Consideramos que la vida en este planeta se acaba, solo si no estamos nosotros?
Cuando la verdad es que han habido diversas formas de vida y son más las que están por surgir. Hemos destruido muchas y hasta ahora poco parece preocuparnos, tanto, que los siguientes podríamos ser nosotros. ¿Qué nos preocupa en realidad? ¿Tenemos el planeta que merecemos? ¿Tiene la Tierra los habitantes que merece?
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Estudios dicen que ya es muy tarde; y otros que, el problema no es tal, solo es un ciclo. Hay colaboraciones internacionales y millones de dólares distribuidos en fondos para un sinsentido, o peor aún, para resolver algo que nosotros mismos causamos, El sísifo de Camus estaría celoso de esta obra del ser humano llamada: “guerra contra el Cambio Climático”.
Siempre existe el que se sale por la tangente, piensa fuera de la caja o fuera de este mundo y crea un plan B. Ese que piensa en una especie interplanetaria. ¿Qué nos hace pensar que si no funcionó aquí, lo hará en otro punto del universo?. ¿Pensamos que en Marte seremos más felices, plenos y sostenibles? ¿Qué haremos allá que aquí no se pueda?
¿Es ego, sentido de supervivencia, moda? ¿Por qué seguimos explotando y dependiendo del petróleo?, ¿Qué esperan “las 7 hermanas” para dejar el negocio?, o mejor dicho ¿A qué se debe que estas ya están migrando de forma “tiempista” a las renovables? ¿Por qué esperaron hasta el último momento para saltar del iceberg y dejar el barco que se hunde?, ¿Qué tan controlada o premeditada se encuentra la situación para darnos el lujo de esperar hasta las últimas consecuencias?
Para quien busca “curar” o salvar el mundo, ¿es acaso la sostenibilidad una quimera para unos cuantos, o es una utopía no democrática a la cual no todos podemos aspirar?. Sin duda, esta es la problemática que más reta a nuestra generación, hemos puesto al ser humano al centro y buscamos que este trascienda la difícil situación. ¡Vaya película!
Para allá vamos (o eso creemos). Pero antes, me siento obligado a cuestionar aristas y vértices, ir de polo a polo (y no me refiero a los que se están derritiendo), para poder encontrar esas aseveraciones a las que sea posible anclar una verdad que trace una ruta fidedigna.
Vaya ser, tan complejo que dice y se contradice, se hace y se destruye, crea la oportunidad perfecta para retarse y evolucionar, siendo quien puede causar la extinción propia. Curioso que se ha adaptado a muchas situaciones pero su principal amenaza es él mismo.
Sin duda hay mucha tela de donde cortar, concluyo con una pregunta que me hizo mi hermana y que quizás, solo quizás, sea la predecesora de mi próxima columna ¿Puede la moda ser sostenible?
Por ahora, voy por otro café y a darle forma a ese inicio de tesis.
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