El libro “Cáncer de mama: no del alma” de Marta Eugenia Santamaría Marín sale a la luz a través del sello editorial Konesh Arte y Cultura en coedición con Nueva York Poetry Press. Entre compañeros, amigos y asiduos de la literatura, artistas presentaron la obra en la Casa del Poeta “Ramón López Velarde”

“Cáncer de mama: no del alma” es una obra que acompaña a quienes están en un combate en la escuela de la vida. Marta Santamaría narra las lecciones que aprendió durante el cáncer de mama. Es un libro de cabecera para corazones en una encrucijada, para quienes buscan una luz en medio del túnel.

Recordó cómo volar

“Había sido débil tanto tiempo, que había olvidado cómo ser fuerte”, así relató Héctor Gutiérrez Machorro para abrir su intervención durante la presentación del libro “Cáncer de mama: no del alma”.

Añadió, tras leer varios párrafos de “El ave más rara” de Lana Oros:

“Ella se marchó sonriendo; eso dijeron, abrió fuertemente sus alas aún lastimadas; voló tan rápido, como si entre más se alejara el dolor cesara; de nuevo recordó cómo volar, y cómo ser fuerte, y siguió alejándose más y más sin mirar atrás; para olvidar el camino de regreso a aquel lugar…”.

Héctor Machorro es egresado de la Escuela de Escritores, la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM); licenciado en matemáticas aplicadas por la UNAM y fotógrafo. Héctor no sólo es un artista que mezcla ciencia matemática y sensibilidad estética, además es el compañero de la autora.

Cuenta que para él fue “un privilegio acompañar a alguien que lucha contra el cáncer sin ceder a la tentación de la conmiseración. Sin vivir en la enfermedad como una herramienta para validarse. Sin vivir en la lucha por sobrevivir. Más bien encontrando dentro de su naturaleza la posibilidad de seguir volando”.

Golpes que abren zanjas oscuras

Por su parte, la escritora Carmen Nozal comienza leyendo “Los heraldos negros”, un poema de César Vallejo. “Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!”. La IV Premio Universitario de Poesía 1991 por “Vuelo-Pasarela-Lindo”, entre muchos otros, comenta que “Cáncer de mama: no del alma” inaugura la colección Desarticulaciones y otros discursos.

Asimismo, indicó Nozal: “Nos introducimos en una de las enfermedades más temidas de nuestra época, el cáncer. A lo largo de la lectura podemos ir desmitificando muchas de las hstorias que hemos escuchado en torno a este padecimiento que afecta a millones de seres humanos independientemente de su condición social y sus creencias”.

Para la literata española, igualmente egresada de la SOGEM, esta obra literaria narra la historia de un sufrimiento extremo que mucho tenía que enseñar en este mundo.

Además de enterarme de cómo se dieron los eventos, comentó, “pude ver cómo me conectaba con mis propias historias de dolor, supe sin lugar a dudas, que aunque el lector no tenga cáncer se va a vincular a travñes de un pasadizo subterráneo e intangible con los tiempos de las vacas flacas, donde la entereza, la solidaridad, la nobleza, el amor, la amistad, la fortaleza y la decisión de seguir viviendo a pesar de lo que suceda se vuelve posible”.

Vida de gato que vive el presente

Marta Eugenia Santamaría Marín es escritora, madre, educadora, gestora. Es multifacética y luminosa. Ha publicado diversos títulos, entre ellos “Desarrollo del Pensamiento”, “Evaluación de Habilidades de Desarrollo del pensamiento y Autoestima” y “Gestión del Cambio”.

Actualmente es miembro del Consejo Directivo de Mexico Breast Center (MBC), institución dedicada al apoyo a mujeres con cáncer de mama; cuyo principal objetivo es apoyar a mujeres que viven un diagnóstico temprano, medio o terminal.

“Los que hemos padecido una enfermedad muy seria  siempre decimos que tuvimos una segunda oportunidad. Yo voy por la tercera”, contó Marta durante su participación. “¿Quién me dice que vamos a tener un mañana todos los que estamos aquí? Porque lo damos por sentado, porque estamos sanos; pero no sabemos”.

Ante ello, la autora recomienda que no dejemos las cosas bonitas para después; tampoco nos vayamos sin decirles a las personas que las amamos y aprovechemos el presente. Porque no sabemos si mañana estaremos aquí.

“Otro regalo fue haberme encontrado gente que no sintiera lástima por mí”, añadió la costarricense. “Recuerdo haberme quitado alguna vez la mascada, el abrigo y el sombrero, y ver cómo me miraban, sin que yo me diera cuenta, con una cara de pobrecita Marta”. Pero “soy más fuerte que la norma”, pues el cáncer es sólo en el cuerpo, nunca en el alma, concluyó.

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