Flores comestibles, el platillo fragante de la tierra
Desde tiempos ancestrales las flores forman parte protagónica de la gastronomía de los pueblos originarios de Mesoamérica, y es que el territorio de México se distingue por su amplia oferta de flores comestibles
Existe una delgada línea que separa las flores de los regalos y la cocina. Un platillo bien elaborado funge a modo de presente para quien lo deleita, y es que resulta común que se sirvan sopas, platillos salados, ensaladas, cocteles, infusiones y hasta postres adornados con flores. Debido a que su delicado aroma y textura enriquecen el sabor y agregan colorido y belleza a las recetas.
Platillos innovadores
Hoy en día, las flores son protagonistas de múltiples recetas entre las que encontramos sopas y quesadillas de flor de calabaza, cempasúchil o quintoniles; ensaladas de berros, tortas de huazontle, agua de jamaica, así como infusiones de manzanilla o romero, hasta platillos innovadores con rosa, pensamiento o geranio.
De acuerdo con el Instituto Nacional de los Pueblo Indígenas (INPI) “en México, las flores tienen diferentes usos, algunas sirven de alimento, otras se usan con fines decorativos, algunas más son medicinales. Y también están las que obtienen un sentido ritual gracias a las ideas compartidas por los pueblos indígenas. Los conocimientos acerca de los usos de la flora son herencia ancestral que aún permanecen con nosotros”.
Flores comestibles populares
Entre las flores comestibles más populares se encuentran la flor de jamaica, de calabaza, lavanda, begonia, bugambilia, rosa, geranio, dalia, borraja, mastuerzo, clavelina, malva, manzanilla, diente de león y cempasúchil.
Algo muy importante es que las flores comestibles deben cultivarse orgánicamente con solo cuatro ingredientes: sol, suelo, fertilizantes orgánicos y agua. En definitiva es fenomenal que no se utilicen fertilizantes químicos en estos cultivos.
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