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Greenshoring, de la deslocalización a la responsabilidad ambiental

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La urgencia de atender la crisis climática global, acompañada de una crisis hídrica, ha propiciado que las empresas a nivel mundial avancen hacia estrategias de producción amigables con el medioambiente como el greenshoring

Evolución del offshoring

Para comprender el término vale la pena comenzar con su origen. Proviene de “green” (verde), lo que refiere al cuidado de los recursos naturales, en convergencia con las actividades humanas necesarias para nuestra supervivencia. En tanto “shoring” proviene de “offshoring” (deslocalización), el cual se refiere a la práctica de reubicar operaciones comerciales y de manufactura.

Vale mencionar al nearshoring como una evolución del offshoring ante las condiciones apremiantes de la pandemia por COVID 19 y las consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania.

El nearshoring de igual modo busca la relocalización de operaciones, sin embargo, con la diferencia de que sea a un país cercano, con características similares, aprovechando el activo intangible de la mano de obra de las economías limítrofes, además del conocimiento de la cultura productiva y los años de experiencia.

Con ello, “se aceleran los tiempos de entrega y existe una mayor certidumbre de la realidad económica de los países vecinos”, según información del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés). Ejemplo de ello son los centros de producción de China que han llegado a México, para estar más cerca de Estados Unidos, uno de los mayores centros de consumo del mundo.

Ante este panorama, la urgencia global de atención al cambio climático ha llevado al sector empresarial a buscar otras formas de producción. Entre ellas se encuentra el onshoring o también conocido como reshoring, es decir, mover un centro de producción dentro del país de origen a fin de evitar no solo crisis sanitarias sino la débil gobernanza internacional y otros riesgos.

Aunque el onshoring podría proporcionar una respuesta parcial a la crisis medioambiental, en vista de que la proximidad geográfica de los proveedores de materias primas y de fabricación externos pueden reducir el uso de transportes, lo cual disminuiría la huella de carbono, no parece ser una solución integral.

Un impacto ambiental positivo

De ahí que, en conjunto, el greenshoring se trata de ubicaciones que no solo sean económicamente viables, sino también ambientalmente responsables. A diferencia del tradicional offshoring, que busca principalmente costos laborales más bajos, el greenshoring prioriza la reducción de la huella de carbono y el impacto ambiental positivo.

El greenshoring cambia el enfoque de bajo costo y lo coloca en fabricación sostenible. A medida que más empresas se comprometan a alcanzar el cero neto, la meta verde se convertirá en una parte clave de la transformación sostenible del sector manufacturero y ayudará a abordar la seguridad del suministro.

Ventaja competitiva

De acuerdo con Sam Turner, Net Zero Champion, HVM Catapult y director ejecutivo del Centro de Innovación de Fabricación Avanzada (AMIC) en el Reino Unido, el greeshoring “se trata de ser competitivo a nivel mundial basado en tener una huella de fabricación sostenible y baja en carbono, junto con otras medidas de competitividad, como altos niveles de productividad, innovación y crecimiento”.

Esto significa que, al trasladar las operaciones a regiones con políticas ambientales más estrictas o acceso a fuentes de energía renovable, las empresas pueden disminuir significativamente sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Esto no solo ayuda a mitigar el cambio climático, sino que también mejora la reputación corporativa al alinearse con las expectativas de los consumidores y los estándares regulatorios globales cada vez más estrictos.

De ahí que, las regiones (tanto a nivel político como de iniciativas privadas) que puedan demostrar con acciones una base de suministro de fabricación baja en carbono, con procesos basados en la sostenibilidad, con especial énfasis en todos los procesos, tendrán una ventaja competitiva mayor y fundamental en las cadenas de suministro globales.

Para el experto, “la escala de tiempo depende de la rapidez con la que el mundo se inclina hacia el precio del carbono. Una base clave de la agenda de greenshoring es que la fabricación baja en carbono se puede evidenciar y se valora. Cuando de manera sostenible pasa de ser voluntaria a sentarse junto a la calidad, la entrega y el costo en términos de influir en la toma de decisiones y la mejora continua”.

Múltiples beneficios

Además del beneficio ambiental, el greenshoring puede tener un impacto positivo en las comunidades locales. Al invertir en regiones que promueven prácticas sostenibles, las empresas pueden estimular el desarrollo económico local y mejorar las condiciones laborales. Esto no solo beneficia a los trabajadores locales al proporcionar empleo seguro y bien remunerado, sino que también fortalece las economías locales al incentivar la inversión en infraestructuras verdes y tecnologías limpias.

Numerosas empresas globales han comenzado a adoptar estrategias de greenshoring como parte integral de su modelo de negocio. Por ejemplo, Querétaro, México, es una región con una posición muy interesante frente a la crisis climática. Se trata del primer estado donde se pone en marcha el impuesto al carbono que puede pagarse con reducciones de emisiones; además conserva la Reserva de la Biosfera Sierra Gorda, cuyo territorio ocupa el 32% de toda la entidad, este estado se volvió sede de empresas como Siemens Energy, quien desde una perspectiva de greenshoring está aprovechando estas oportunidades de la transición energética en México.

Por otro lado, compañías automotrices están trasladando parte de su producción a plantas que utilizan energía renovable y prácticas de manufactura sostenible. Esto no solo reduce las emisiones asociadas con la fabricación de automóviles, sino que también cumple con las normativas ambientales más estrictas en diferentes mercados globales.

En el sector tecnológico, empresas de software y hardware están reubicando centros de datos y operaciones de soporte técnico a lugares con electricidad generada con parques eólicos o plantas solares.

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