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El impacto ambiental que provocan los ciberataques

ciberseguridad en pymes


Cuando hablamos de ciberataques lo primero que pensamos es en el robo de datos confidenciales o extorsión a través del secuestro de equipos. Sin embargo, la ciberdelincuencia también tiene consecuencias en el mundo físico, impactando incluso al medio ambiente

Arquitecto Eduardo Jiménez Solano, Director de marca de Grupo ARQUAL

¿Daños medioambientales por causa de un hackeo?

Sí. De hecho, los altos niveles del consumo energético en su conjunto han sido motivo de debate cada vez más frecuente a la hora de considerar las medidas necesarias para minimizar el impacto del calentamiento global. Y, en este contexto, hay algunos ciberataques que pueden empeorar mucho las cosas por el alto consumo de energía que se requiere para hacerlo.

Vivimos en una era donde los procesos industriales, de seguridad y control dependen de dispositivos electrónicos e internet. Por lo anterior, las bandas de ciberdelincuentes han perfeccionado sus habilidades para vulnerar empresas de sectores cruciales.

De esta manera ponen en riesgo la seguridad medio ambiental, porque son capaces de ralentizar los procesamientos de la red y aumentar el consumo de energía entre un 20% y 80%, de acuerdo con un artículo de MIT Technology Review.

Estos ataques se dirigen a infraestructuras estratégicas, generalmente aprovechando errores humanos, y logran acceder a servidores y equipos para controlar centrales eléctricas, oleoductos y plantas de tratamiento de agua.

Otra forma de contaminación es el cryptojacking, una técnica criminal que aumenta la huella de carbono. Este método implica intervenir miles de dispositivos de personas comunes para minar criptomonedas, beneficiándose económicamente; mientras aumentan el impacto medioambiental debido al enorme consumo energético de estos aparatos conectados constantemente.

Medir el impacto ambiental de un ciberataque

En los últimos años, se ha discutido la necesidad de medir las consecuencias medioambientales de los ataques cibernéticos para dimensionar sus verdaderas consecuencias. No solo hay implicancias económicas, sino también un daño potencial al entorno y las comunidades.

La realidad es clara: los ciberataques no sólo amenazan nuestra seguridad digital, sino también nuestro entorno físico y natural. Por lo anterior, es vital que empresas y gobiernos tomen medidas proactivas para proteger nuestras infraestructuras críticas y, en consecuencia, nuestro medio ambiente.

En un mundo cada vez más digitalizado, la ciberseguridad debe ser una prioridad máxima, la protección de nuestras infraestructuras críticas no solo garantiza la continuidad de los servicios esenciales, sino que también salvaguarda nuestro entorno y bienestar.

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