Tipo de búsqueda

Finanzas G 360° Internacional

Tensión en la COP29: Países desarrollados generan desconfianza en financiación pública

Cambio Climático


La COP29 en Bakú enfrenta tensiones Norte-Sur sobre la NCQG, una meta de financiación climática. Los países en desarrollo exigen fondos que no incrementen su deuda; mientras, el rol de China complica las discusiones

Financiación verde, un riesgo financiero para países en desarrollo

La COP29, que se celebrará entre el 11 y el 22 de noviembre en Bakú, Azerbaiyán, anticipa un clima de fuertes tensiones entre los países desarrollados y en desarrollo sobre la “Nueva Meta Cuantificada y Colectiva” (NCQG). Un fondo de financiación climática que busca suplir los recursos necesarios para combatir el cambio climático. Los países en desarrollo insisten en que esta financiación sea efectiva y no represente una carga de deuda. Mientras que las economías ricas exploran nuevas estructuras de financiamiento, generando desconfianza y polarización.

Desde el inicio de las negociaciones para el NCQG en 2021, se han presentado múltiples desafíos. Las economías emergentes temen que la inclusión de inversiones entre países ricos en el cálculo de la financiación no resolverá su limitado acceso a los recursos. En la última precumbre en Bakú y tras un diálogo en la Semana del Clima en Nueva York, fuentes dentro de las negociaciones han señalado un ambiente tenso. La cuestión de fondo, afirman los negociadores, es si el financiamiento irá únicamente en una dirección Norte-Sur o si incluirá los flujos Norte-Norte. “Los grandes bloques en divergencia son los países desarrollados versus los países en desarrollo”, explicó Sandra Guzmán, fundadora del Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe (GFLAC).

Los países en desarrollo argumentan que contabilizar las inversiones de un país desarrollado en otro no resuelve sus desafíos de financiación, y que los fondos deben fluir exclusivamente desde el Norte al Sur. La estructura del NCQG se plantea como otro frente de debate, con propuestas de incluir un “núcleo duro” de fondos públicos y estables en lugar de abrir espacio creciente al sector privado. Las economías emergentes critican que las naciones ricas estén desviando el foco de atención a cuestiones estructurales. Negociadores de un país en desarrollo tacharon esta postura de “criminal” y acusaron a los países desarrollados de construir un modelo de “cebolla” en el que la participación del sector privado puede reducir el compromiso de financiamiento público.

Proponen que China sea contribuyente, al ser la mayor emisora de CO2

Por otro lado, el papel de China ha emergido como una cuestión central y controversial. Aunque la ONU clasifica a China como un país en desarrollo en su Convención sobre Cambio Climático de 1992, hoy es el mayor emisor de CO₂ del mundo, y tanto Estados Unidos como la Unión Europea consideran que debe ser un contribuyente. Ana Mulio, analista en diplomacia climática, apunta que reformar esta clasificación sería “un caos”. Según Mulio, los países desarrollados quieren incluir a China entre los que aportan al fondo, pero sin incluir a otras economías como India.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, se refirió también al problema de deuda que enfrentan los países del Sur al costear las medidas de mitigación y adaptación, que hasta ahora dependen en gran medida de préstamos. “No puede existir el riesgo como criterio de medida de la tasa de interés”, afirmó Petro en la cumbre de biodiversidad en Cali, criticando la carga de deuda sobre los países emergentes. El líder colombiano instó a otorgar subvenciones en lugar de préstamos y reducir el riesgo financiero para los países del Sur.

Responsabilidades comunes pero diferenciadas: Acuerdo de París

La discusión sobre quién debe financiar y quién recibe los fondos se ampara en el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas” del Acuerdo de París, que señala que todos los países deben contribuir a mitigar el cambio climático. Aunque de manera proporcional a su responsabilidad histórica. “Para los países en desarrollo el riesgo más grande que tiene generar una meta de inversión de esta naturaleza es que eso puede diluir los compromisos históricos que tienen los países desarrollados”, enfatizó Guzmán.

El éxito de la COP29 en Bakú dependerá de si las naciones ricas están dispuestas a aceptar sus responsabilidades históricas y proveer fondos directos a los países más vulnerables, quienes afrontan las peores consecuencias del cambio climático sin haber contribuido en igual medida a su causa.

TE PUEDE INTERESAR ♦ Petro alerta en la COP16: ‘Ha comenzado la extinción de la biodiversidad y la vida’

 

Tags:

También te puede interesar