Conservan el edificio Nohoch Mul para preservar la historia maya
El edificio Nohoch Mul, el más alto del norte de la península de Yucatán con 42 metros de altura, es objeto de intensos trabajos de conservación por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para proteger las plataformas del templo superior de este símbolo de poder de la antigua ciudad maya de Cobá, ubicada en Quintana Roo
Estas acciones, realizadas entre agosto y diciembre de 2024 son parte del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas
. La jefa de campo del proyecto, Julieta Ramos Pacheco, explicó que los trabajos incluyeron la aplicación de pisos de sacrificio, una técnica que utiliza materiales contemporáneos compatibles para cubrir y proteger los elementos originales de los procesos de degradación ambiental.
“Primero retiramos el material previo, compuesto por piedras unidas con cemento, así como la capa vegetal. Luego, colocamos una interfaz de polvo de piedra, seguida de una capa de grava pequeña y un mortero a base de pasta de cal, polvo de piedra y grava”, detalló.
Confían en durabilidad de intervenciones
Con ocupación continua desde el 300 hasta el 1200 d.C., el edificio Nohoch Mul, cuyo nombre significa “Cerro Grande”, sigue siendo testigo de la grandeza de la civilización maya. Por ello, Aquetzalli Rodríguez Fuentes, arqueóloga responsable del mantenimiento de las plataformas, destacó que esta intervención aumentó la altura de las plataformas en cinco centímetros, respetando sus desniveles y desagües. “Fueron dos centímetros, máximo tres, de nivelación, y tres centímetros del calcreto, como lo llaman localmente. Esta mezcla es fuerte y amigable”, explicó. Además, las juntas degradadas fueron resanadas con una argamasa especial de pasta de cal.
Las labores incluyeron excavaciones en dos plataformas que permitieron entender mejor su construcción. En la primera, de 11 metros de largo por 3.2 de ancho, se encontró evidencia de un piso y relleno constructivo con escasos elementos cerámicos, sugiriendo un uso ritual o gubernamental. En la segunda, de 9 metros de largo por 3.5 de ancho, un pequeño altar reveló tres pisos de estuco, indicando posibles etapas de restitución en la época prehispánica.
Rodríguez Fuentes confió en la durabilidad de estas intervenciones: “La pasta de cal ayuda a que perdure mucho tiempo. Si los pisos tienen miles de años, este piso de sacrificio también durará lo máximo posible”. Sin embargo, advirtió sobre los retos climáticos, como la lluvia intensa o el calor extremo, que pueden afectar el material durante su fraguado.
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