Aseguran tres loros en Tlalpan por no acreditar procedencia legal
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) realizó el aseguramiento precautorio de tres ejemplares de vida silvestre: tres loros en Tlalpan, en la Ciudad de México. Luego de una denuncia ciudadana que dejó al descubierto la ausencia de documentos que acreditaran la legal procedencia de los animales
Se trata de dos loros frente blanca, conocidos como “cotorras guayaberas” (Amazona albifrons), y un perico frente naranja, llamado también “atolero” (Eupsittula canicularis). Estos ejemplares, de acuerdo con el personal de la Profepa, se encuentran en buen estado físico, lo que garantiza su integridad durante el procedimiento legal.
La inspección tuvo lugar el pasado 21 de enero, cuando agentes de la zona metropolitana del Valle de México acudieron al domicilio tras recibir la denuncia. Tras verificar la falta de documentación, los tres ejemplares quedaron bajo aseguramiento precautorio en el mismo lugar por un plazo de cinco días hábiles. Durante este tiempo, el propietario tendrá la oportunidad de presentar los documentos requeridos para acreditar la legalidad de los loros.
Valor ecológico de los ejemplares
Estos ejemplares no solo tienen un valor ecológico, sino que están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales. Ambos tipos de loros están enlistados en la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010 bajo la categoría de “sujetas a protección especial“. Además, figuran en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), lo que significa que su comercialización está regulada estrictamente para evitar riesgos a sus poblaciones.
El tráfico de vida silvestre representa una de las principales amenazas para la biodiversidad en México, donde especies como estas cotorras enfrentan peligros derivados del comercio ilegal y la pérdida de hábitat. Este aseguramiento de Profepa es un recordatorio de la importancia de denunciar actividades sospechosas que afecten a la fauna, así como de cumplir con las normativas para su conservación. En caso de no presentarse la documentación, los loros podrían ser trasladados a un centro de conservación autorizado.
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