¿Sabías que debes desparasitar a tu minino aunque no salga de casa?
Los felinos, al igual que todos los animales de compañía e incluso los humanos, son afectados por una amplia gama de parásitos. Por definición, el parásito produce efectos dañinos en su hospedador y pueden causar infestaciones. Por ello, debes desparasitar a tu minino
Este es uno de los principales motivos de consulta al profesional veterinario. Por lo que, mantener protegidas y controladas a las mascotas durante todo el año resulta un gran desafío.
Si bien existen parásitos específicos de hospedador, es decir, que solo afectan a una especie (como piojos y ácaros), existen otros que pueden vivir en diferentes hospedadores. Así afectan temporalmente a las personas inclusive, lo que obliga a mantener bajo control a todos los animales del hogar.
Contactos involuntarios
Por esto se deben tener en cuenta los contactos entre las distintas especies domésticas que pueden convivir o, debido a la conducta natural de explorar y cazar de los felinos, a los probables acercamientos transitorios con otros gatos. Incluso con animales no domésticos en los alrededores del hogar. Estos contactos involuntarios son uno de los motivos por los que los gatos deben estar protegidos, incluso si no salen de casa, para prevenir la transmisión de ectoparásitos. La infestación podría producirse por el contacto directo con otro animal que visite el hogar o que este nuevo visitante elimine estadios inmaduros o parásitos adultos en el jardín.
Dentro de los ectoparásitos que más afectan a los felinos se encuentran especies de la clase Insecta, como piojos, pulgas, mosquitos, moscas y flebótomos y los arácnidos como garrapatas y ácaros. Los signos clínicos generales de estas parasitosis incluyen prurito, alopecia, dermatitis y anemia en caso de infestaciones masivas por parásitos hematófagos.
Pulgas
El ciclo de vida de cada parásito varía, pudiendo ocurrir completamente en el animal como en el caso de los piojos o sobre el hospedador y el ambiente, como es el caso de las pulgas. En este último caso se generan complicaciones en el manejo y control del parásito, pues sólo el estadio adulto sucede en el gato en donde se alimentan de sangre. Mientras que los estadios huevo, larva y pupa suceden en el ambiente.
Los estadios inmaduros poseen una gran resistencia ambiental e incluso los adultos pueden sobrevivir sin alimentarse por un período hasta de dos meses. En este escenario, por cada pulga adulta en el animal habrá un gran número de nuevos huevos, larvas y pupas en el ambiente que frecuenta el gato esperando por un nuevo hospedador. De ahí que tu minino puede adquirir una dermatitis alérgica por picadura de pulgas (DAPP).
Garrapatas y ácaros
Las garrapatas que afectan a los felinos pueden generar una reacción inflamatoria local en el sitio donde se adhieren y alimentan, y debido a su conducta hematófaga se consideran importantes transmisores de enfermedades entre las que se incluyen algunas con potencial zoonótico, como la erlichiosis. Los gatos también son parasitados por ácaros, habitan en su piel, donde excavan hacia la profundidad y se alimentan de sangre, linfa y secreciones sebáceas produciendo lesiones y prurito intenso.
La transmisión se produce por contacto directo y a veces se transmite de la madre a su camada en el periodo neonatal. Aunque esta patología es menos frecuente en gatos. El ciclo de vida de este parásito transcurre completamente en el oído del animal.Todas las condiciones mencionadas nos remarcan la importancia de mantener al paciente felino bajo tratamiento preventivo durante todo el año, incluso si no realiza actividades fuera del hogar.
Aunque el gato no salga, recordemos que las infestaciones o reinfestaciones pueden darse por objetos inanimados (fómites) o por la permanencia de “puntos calientes” en el ambiente (alfombras, camas, zócalos) o zonas ineficazmente controladas, como por ejemplo vehículos, zonas colindantes con otros hogares. Al administrar un tratamiento preventivo de manera regular, el tenedor responsable se independiza de los efectos que el ambiente (temperatura, humedad, infestaciones previas en el entorno) y la conducta del animal (si sale del hogar o no) ejercen sobre el riesgo de parasitosis en su mascota.
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