La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) inició el 17 de noviembre su segunda semana de negociaciones en Belém, Brasil, con un llamado de autoridades internacionales para acelerar el cumplimiento del Acuerdo de París. Al mismo tiempo, comunidades indígenas, organizaciones civiles y activistas climáticos intensificaron sus protestas para exigir que las discusiones oficiales incorporen justicia climática, financiamiento y una transición energética justa.
Durante la apertura de la plenaria de alto nivel, el vicepresidente de Brasil, Geraldo Alckmin, llamó a los países a pasar “del discurso a la acción” y asumir responsabilidades concretas frente al calentamiento global.
“El tiempo de las promesas ya pasó. Cada fracción de grado adicional en el calentamiento global representa vidas en riesgo, más desigualdad y más pérdidas para quienes menos contribuyeron al problema. Por eso, esta COP debe marcar el inicio de una década de aceleración y entrega”, declaró.
El secretario ejecutivo de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, Simon Stiell, pidió a los negociadores entrar de lleno a los temas más difíciles sin “retrasos tácticos u obstrucciones” y recordó que esta conferencia marca diez años del Acuerdo de París, el cual hoy es considerado la hoja de ruta indispensable para enfrentar la crisis climática.
Durante esta segunda semana, las discusiones políticas tendrán un peso mayor. La presidenta de la Asamblea General de la ONU, Annalena Baerbock, recordó que las negociaciones climáticas son complejas; sin embargo insistió en que es importante reconocer los logros que se han alcanzado.
“El camino de la COP nunca fue de un progreso lineal y fácil. Siempre vino —y sigue viniendo— en saltos y sacudidas. A través de noches largas y negociaciones interminables, aprendimos a superar la desesperación de Copenhague y llevar adelante el legado de París”, señaló.
Protestas contra “falsas soluciones”
Mientras tanto, afuera de las salas de negociación, miles de manifestantes marcharon en la llamada Cumbre de los Pueblos, una contraparte de la COP que reúne a comunidades indígenas, ONG y activistas, reportó la agencia EFE. Entre sus demandas se encuentran el financiamiento a la adaptación, la transición justa y la eliminación total e inmediata de combustibles fósiles, especialmente en la Amazonía.

Los colectivos denunciaron que parte de la agenda oficial está dominada por lo que llaman “falsas soluciones”, entre ellas los mercados de carbono y ciertos modelos de bioeconomía que, según mencionan, excluyen a las comunidades locales y permiten que gobiernos y corporaciones evadan responsabilidades. También reclamaron mayor reconocimiento del conocimiento ancestral indígena en la toma de decisiones climáticas.
El pasado 16 de noviembre el comité organizador de la Cumbre de los Pueblos entregó una carta al presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, con una síntesis de sus principales exigencias, que incluye compromisos más firmes de mitigación y el respeto a los territorios originarios frente a proyectos energéticos.
Con negociaciones complejas por delante, la segunda semana de la COP30 avanza con una presión cada vez más creciente desde la sociedad civil y con la expectativa de acuerdos que reflejen la urgencia climática y las demandas de quienes viven de cerca la crisis ambiental.
Con información de Mayara Souto/COP30 y la agencia EFE.
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