Greenpeace México llevó a cabo una acción simbólica para visibilizar los impactos económicos y sociales del cambio climático en el país. Frente a un edificio aún dañado por el huracán Otis, la organización ambientalista desplegó un ticket gigante con la cifra de 177 mil 423 millones 355 mil 160 pesos con 82 centavos; monto que representa las pérdidas ocasionadas por fenómenos meteorológicos extremos en la última década, según datos del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
La intervención se realizó a pocos días del inicio de la COP30, que tendrá lugar en Brasil, como un llamado urgente a la acción climática y a la rendición de cuentas de los gobiernos y las industrias responsables de la crisis ambiental. Greenpeace subrayó que, mientras comunidades enteras siguen sin recuperarse de desastres como el paso de Otis o las recientes inundaciones en Veracruz, Hidalgo, Puebla, San Luis Potosí y Querétaro, el país continúa destinando recursos a proyectos que impulsan el uso de combustibles fósiles.
Viridiana Lázaro, campañista de Greenpeace México y parte de la delegación que participará en la COP30, señaló que “el costo de la crisis climática lo está pagando la gente, mientras el gobierno sigue destinando presupuesto público para construir megaproyectos fósiles que catalizan el cambio climático”. La organización pidió fortalecer las políticas de adaptación y garantizar que el presupuesto del Anexo 16 se utilice efectivamente en acciones para la resiliencia y la protección de las comunidades.

Greenpeace recordó que México debe presentar su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC 3.0), donde se espera que el país asuma compromisos más ambiciosos en mitigación y adaptación. Entre los ejemplos de avance, la organización destacó el caso de la comunidad de El Bosque, Tabasco, reconocida como la primera comunidad desplazada por causas climáticas en México y el mundo, tras una larga lucha por su reubicación.
La agrupación ambiental denunció que, pese a las crecientes emergencias por huracanes, sequías e inundaciones, el presupuesto destinado a la adaptación se mantiene insuficiente. En contraste, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) continúa destinando recursos a proyectos fósiles, mientras empresas como Petróleos Mexicanos (Pemex) planean ampliar su producción mediante técnicas de fracking, denominadas ahora como “yacimientos de geología compleja”, con severas consecuencias ambientales y para la salud.
Greenpeace advirtió que, a diez años del Acuerdo de París, el planeta no ha logrado limitar el calentamiento global a 1.5 °C, y México sigue sin cumplir plenamente sus obligaciones climáticas. La organización insistió en que los recursos financieros deben redirigirse hacia una transición energética justa, basada en energías renovables y con participación de las comunidades afectadas.
Asimismo, Greenpeace México reiteró que la falta de ambición y la dependencia de los hidrocarburos no solo agravan la emergencia climática, sino que aumentan la desigualdad y la vulnerabilidad social. Por ello, exhortó al gobierno federal a adoptar políticas públicas más contundentes y a destinar financiamientos que garanticen la protección de las personas y ecosistemas ante el avance del cambio climático.
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