El maquillaje, las cremas, los shampoo y otros productos de cuidado personal forman parte de la rutina diaria de millones de personas en todo el mundo. Según McKinsey & Company y The Business of Fashion, Latinoamérica se posicionará como la región de mayor crecimiento para la industria global de la belleza en 2025.
Sin embargo, este crecimiento ha venido acompañado de una crisis menos glamourosa: la contaminación generada por los envases plásticos de estos productos. La empresa de reciclaje TerraCycle afirma que la industria cosmética mundial produce 120 mil millones de envases al año. La mayoría están hechos para un solo uso, por lo que no se pueden reciclar. Por lo tanto, terminan en desechos urbanos, contaminando suelos, ríos y océanos.
Ante el aumento de residuos, la presión regulatoria también se ha intensificado. En la Unión Europea, el Reglamento de Envases y Residuos de Envases exige a las marcas utilizar materiales reciclables y reducir el uso de plástico virgen antes de 2030.
Mientras, en América Latina, países como Chile y Colombia han implementado leyes de responsabilidad extendida del productor, que obligan a las empresas a hacerse cargo de los residuos que generan.
En México, la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos establece metas de aprovechamiento para los envases plásticos y prohíbe ciertos materiales de un solo uso en distintas entidades federativas, lo que ha impulsado a las compañías a repensar sus cadenas de suministro y a innovar en el diseño de empaques sostenibles.
Innovación y nuevos modelos circulares
Corporativos como L’Oréal, Sephora y MAC Cosmetics han reaccionado a la presión del mercado a nivel mundial, publicando sus propios informes de sostenibilidad y lanzando iniciativas. Por ejemplo, L’Oréal creó, bajo una de sus marcas llamada Garnier, Green Beauty, un proyecto que busca que todos sus envases sean reutilizables, reciclables o compostables para 2025.
Por su parte, Sephora lanzó el programa Beauty (Re)purposed para recolectar envases vacíos en sus tiendas de Estados Unidos y Canadá en colaboración con organizaciones como Pact Collective, con el objetivo de asegurarse de que se reciclen.
Finalmente, MAC Cosmetics recupera y recicla envases vacíos a través de su programa Back to Mac. En su sitio web incentivan a sus clientes para que lleven seis envases vacíos y limpios de productos MAC a una tienda para que sean reciclados o recuperados.
Otras empresas como Kimberly-Clark y Unilever han apostado por integrar modelos de economía circular y materiales alternativos. Unilever, por ejemplo, se comprometió a reducir a la mitad el uso de plástico virgen para 2025 y a utilizar un 100% de envases reciclables, reutilizables o compostables. Además, marcas bajo su portafolio, como Dove o Love Beauty and Planet, ya usan botellas hechas con plástico reciclado posconsumo.
En México, pequeñas empresas también están marcando la diferencia. Marcas como TEIA o Xamania apuestan por ingredientes naturales, empaques biodegradables o retornables, y una producción más responsable con el entorno.
El cambio no solo ha dependido de las empresas o las regulaciones, ya que los hábitos de consumo también están evolucionando. Un estudio de Nielsen mostró que más del 70% de los consumidores latinoamericanos prefieren marcas que reduzcan su impacto ambiental e incluso están dispuestos a pagar más.
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