Brasil llega a la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP30), que se celebrará en Belém del 10 al 21 de noviembre de 2025, con una de las propuestas más ambiciosas de la cumbre: colocar la taxonomía sostenible en el centro de la nueva economía verde.
Coordinada por el Ministerio de Hacienda de Brasil y desarrollada con la participación de la sociedad civil, reguladores y expertos, la Taxonomía Sostenible Brasileña (TSB) funcionará como un “diccionario de la sostenibilidad”.
El objetivo de la TSB es definir, con criterios técnicos y científicos, qué proyectos o actividades pueden considerarse sostenibles, tomando en cuenta metas de mitigación y adaptación al cambio climático, así como la reducción de desigualdades de género y raza.
Una guía para atraer inversiones y prevenir el greenwashing
La TSB, que será instituida por decreto en breve y tendrá adopción voluntaria, busca dar certeza a las inversiones verdes y prevenir prácticas de greenwashing, que se refiere a cuando empresas se presentan como sostenibles sin serlo realmente.
De acuerdo con Cristina Reis, subsecretaria de Finanzas Sostenibles del Ministerio de Hacienda de Brasil, la taxonomía orientará a las compañías sobre cómo informar, verificar y monitorear sus datos de sostenibilidad.
Para cumplir con los criterios, las empresas deberán adoptar tecnologías más limpias y descarbonizantes, además de promover la equidad racial y de género a lo largo de sus cadenas productivas.
“Esperamos que sea un faro para atraer inversiones e incentivar prácticas más sostenibles e inclusivas. Es un marco para el desarrollo económico y ambiental del país”, señaló la funcionaria.
Hacia una “Súper Taxonomía” global
Durante la COP30, Brasil también impulsará la creación de una “Súper Taxonomía”, un mecanismo que busca facilitar la comparación entre taxonomías nacionales y permitir flujos financieros más eficientes y transparentes entre países.
El gobierno brasileño propone establecer principios mínimos que sirvan de referencia internacional, respetando la soberanía y las prioridades de cada nación. De concretarse, esta interoperabilidad podría ayudar a construir parámetros comunes para las inversiones sostenibles en todo el mundo.
“Queremos ahora fomentar el debate internacional sobre la Súper Taxonomía, con base en los principios que propusimos y en la creación de herramientas que comparen taxonomías. Esperamos que el tema ingrese en la agenda de negociación del Artículo 2.1(c) del Acuerdo de París, que trata sobre la asignación de flujos financieros compatibles con la transición climática”, explicó Reis.
“Más que una norma técnica, la taxonomía es un instrumento esencial para orientar las inversiones y las finanzas hacia el desarrollo sostenible”, finalizó la funcionaria.
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