En un momento marcado por el entusiasmo global por la inteligencia artificial (IA) y una carrera tecnológica que avanza a velocidad vertiginosa, especialistas advirtieron que el reto para las empresas mexicanas no es simplemente subirse a la tendencia, sino hacerlo con estrategia, gobernanza y bases de datos sólidas que permitan aprovecharla de manera real.
Durante el “Panel Tecnología”, realizado en la Cumbre de las 1000 Empresas organizada por Mundo Ejecutivo el pasado 8 de diciembre, Bernardo González, director de operaciones de KIO IT Services; Gonzalo Araujo, fundador y CEO de SLM, y Leonardo Aramis Flores, fundador y director de Global IT Media, analizaron el momento crítico que atraviesa el sector y coincidieron en que México aún enfrenta retos estructurales para adoptar la IA de forma efectiva.
La dualidad, según los especialistas, es clara: la IA promete crear “superhumanos”, habilitar servicios hiperpersonalizados y democratizar capacidades técnicas antes reservadas para especialistas, pero también trae consigo vulnerabilidades inéditas que van desde fugas de información hasta ciberataques orquestados con apoyo de modelos avanzados.
La deuda pendiente: datos fragmentados
Aunque la pandemia aceleró la adopción digital, ese impulso se ha frenado, coincidieron los panelistas. Para Bernardo González, el principal obstáculo hoy es la falta de consolidación de datos. Sin una base integrada, no existe una estrategia de IA.
“La transformación digital no solamente es usar herramientas (…), sino cómo uso la tecnología para agregarle más valor a mis clientes y al mercado en el que participo”, señaló. Pero la realidad operativa suele contradecir esa aspiración. “En México somos puras empresas de excelencia: todo el mundo usamos Excel para todo, y está dividido en silos por todas partes”, dijo.
Superar ese caos informativo, insistió, es la “puerta de entrada” a cualquier iniciativa de IA que genere impacto real: “Estas herramientas no son solo una moda para buscar información (…), el verdadero potencial está en que pueden transformar los procesos típicamente se hacían en una organización con departamentos que se especializaban”, detalló.
La era de los “superhumanos” y la hiperpersonalización
Para Gonzalo Araujo, la IA no está desplazando trabajos, sino ampliando las capacidades humanas. Llama a este momento la “era de los superhumanos”: personas que, apoyadas en IA, pueden crear, programar o diseñar sin años de formación especializada.
La segunda gran tendencia, dijo, es la hiperpersonalización: tutores que enseñan según el ritmo de cada estudiante, personal shoppers virtuales o entrenadores digitales capaces de adaptarse a cada usuario.
“No es que la inteligencia artificial te va a quitar el trabajo, sino una empresa o una persona que realmente esté utilizando bien estos conceptos”, subrayó. Incluso relató casos de compañías que han integrado la IA a tal grado que operan con eficiencia permanente: “Yo conozco empresas que han agarrado la inteligencia artificial y yo les digo: ‘Las tienes esclavizadas en el sótano’. Porque cotizan, estudian, preparan software, se la pasan 7×24”.
Empresas y adopción estratégica de la IA
Durante el panel, González y Araujo definieron una hoja de ruta para que las empresas adopten la IA de manera estratégica. En primer lugar afirmaron que el impulso debe venir desde arriba, ya que si el CEO o la junta directiva no respaldan el proyecto, advirtió González, es poco probable que se adopte.
En segundo lugar explicaron que se deben evitar las compras costosas al inicio, ya que con una tecnología que avanza a velocidad estratosférica, la nube es la opción más eficiente y flexible para experimentar. Finalmente, señalaron que se debe comenzar con lo tangible. Araujo sugirió automatizar tareas repetitivas —por ejemplo, analizar quejas de clientes para detectar patrones— antes de escalar hacia procesos más complejos.
Finalmente, señalaron que se debe pensar en equipos de IA, no en agentes aislados. Araujo describió flujos en los que múltiples modelos colaboran: unos extraen información, otros la sintetizan, otros redactan y otros optimizan para SEO, mientras que las personas supervisan y dirigen.
Ciberseguridad y soberanía de datos: el otro lado de la moneda
Los panelistas coincidieron en que el entusiasmo por la IA viene acompañado de un riesgo grande: la exposición de información sensible. Ejemplificaron con el fenómeno del Shadow AI, que es cuando las y los trabajadores suben datos corporativos a plataformas públicas como ChatGPT o Gemini.
González llevó el debate más lejos al relatar un caso real en el que hackers engañaron a la IA de Anthropic para diseñar un ataque contra el gobierno de Estados Unidos. Simularon ser una empresa de ciberseguridad y pidieron a la IA ayuda para “capacitar” a su personal. La herramienta generó contenido que los atacantes utilizaron para estructurar su ofensiva.
Para mitigar riesgos, los expertos recomendaron anonimizar información, mantener los datos más sensibles en sistemas locales y desplegar “cajitas negras”, como las describió Araujo, routers que controlan qué datos pueden salir de la red.
Además, defendieron el uso de modelos más pequeños y especializados: “No necesitas una inteligencia artificial que sepa de física cuántica para preguntarle si un contrato tiene una mala redacción”, dijo Araujo.
La reflexión final del panel se centró en un cambio fundamental: la IA está eliminando las barreras de entrada a la tecnología. A diferencia de herramientas como Excel o Photoshop, que exigen un conocimiento previo de su interfaz, la IA generativa se maneja a través del lenguaje natural. Esta accesibilidad redefine la interacción entre los seres humanos y las computadoras.
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