La comunidad científica mexicana lamenta el fallecimiento de Julieta Fierro Gossman, reconocida astrónoma, física y profesora de la Facultad de Ciencias de la UNAM, quien murió este viernes a los 77 años. Considerada una de las divulgadoras más influyentes del país, dedicó su vida a acercar el conocimiento científico a todo tipo de públicos.
La noticia fue confirmada por la UNAM, que a través de un comunicado destacó la relevancia de su legado: “Con su voz y dedicación acercó la ciencia a varias generaciones, dejando un legado que trasciende las fronteras y el tiempo”.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, también expresó sus condolencias a través de la red social X. En su mensaje, describió a Fierro como “una mujer inspiradora, que trascenderá el tiempo y el espacio”.
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La trayectoria de Julieta Fierro
Nacida en 1948 en la Ciudad de México, Julieta Fierro estudió Física en la UNAM y posteriormente obtuvo una maestría en astrofísica. Fue investigadora titular del Instituto de Astronomía y directora de Divulgación de la Ciencia entre 2000 y 2004. Su trabajo científico se enfocó en la materia interestelar y el sistema solar. Sin embargo, su verdadera vocación estuvo en la divulgación.
Publicó más de 40 libros, entre los que destacan:
- La familia del sol (1990)
- La astronomía de México (2001)
- Cartas Astrales (2006).
Además, su estilo único en conferencias y programas de televisión permitió explicar temas complejos con claridad y humor, lo que le valió el reconocimiento como una “estrella de rock” de la divulgación.
A lo largo de su carrera, Fierro fue reconocida con premios internacionales como el Kalinga de la UNESCO (1995), el Mario Molina y el de la Academia de Ciencias del Mundo, además de doctorados honoris causa. En 2004 ingresó a la Academia Mexicana de la Lengua, ocupando la silla XXV.
La científica también participó en la creación de exposiciones para museos y en proyectos educativos que buscaban despertar la curiosidad científica en niñas y niños. Su enfoque siempre fue inclusivo y accesible, convencida de que la ciencia debía ser compartida más allá de las aulas y los laboratorios.
El fallecimiento de Julieta Fierro deja un vacío en la divulgación científica mexicana, pero su legado permanece vivo en sus libros, en la memoria de quienes asistieron a sus charlas y en las generaciones que descubrieron el universo gracias a su voz clara y apasionada.