En el marco del Global Ethanol Summit 2025, representantes de Guatemala, Paraguay y México, coincidieron en que el uso de etanol como oxigenante en las gasolinas representa una herramienta clave para reducir emisiones; impulsar una movilidad más sostenible y avanzar hacia la transición energética.
En este sentido, Galo Galeana, presidente de Biomovilidad.org; Aida Lorenzo, directora general de la Asociación de Combustibles Renovables de Guatemala; Guillermo Parra, asesor de la Cámara de Combustibles y Biocombustibles de Paraguay; y Marcelo Velázquez, socio fundador de la consultora Energía para el Desarrollo Sustentable en Bolivia, compartieron las experiencias y avances de sus países en la adopción de biocombustibles y mezclas gasolina con etanol.
A este respecto, Galo Galeana resaltó que México atraviesa un momento decisivo. Con la aprobación del nuevo marco regulatorio para biocombustibles impulsado por la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, se abren oportunidades para fortalecer la producción nacional de bioetanol, involucrar a ingenios azucareros y avanzar hacia una transición energética con la participación de Pemex.
Asimismo, anticipó que el gobierno podría modificar la NOM-016 para elevar el porcentaje permitido de etanol en las gasolinas, actualmente limitado al 5.8%. Este sería el paso más inmediato para la adopción de los biocombustibles, dijo.
Desde Guatemala, Aida Lorenzo anunció que el país iniciará en 2026 con el uso de la mezcla E10 (10% etanol y 90% gasolina), con el objetivo de cumplir compromisos ambientales internacionales, reducir la dependencia de combustibles fósiles y reactivar la producción agrícola local. “El etanol es un combustible que se puede sembrar y cosechar cada año, a diferencia de los fósiles”, subrayó.
Por su parte, Guillermo Parra destacó que Paraguay cuenta con más de 25 años de experiencia en el uso de la mezcla de etanol con gasolina, alcanzando actualmente hasta un 30% de incorporación en algunos tipos de gasolina. El éxito del modelo paraguayo, explicó, se debe a un marco legal sólido, controles de calidad y tecnología de mezcla avanzada. “El etanol es la alternativa más viable para descarbonizar el transporte: es económico, probado y reduce de manera significativa las emisiones”, afirmó.
En Bolivia, Marcelo Velázquez compartió que en 2017, la caída de exportaciones de gas natural y la alta importación de diésel/gasolina generaron un gran déficit de divisas. El etanol se vio como una solución económica, ambiental y de salud. En solo 9 meses, se desarrollaron leyes, reglamentos, porcentajes de mezcla e infraestructura, lanzando E8 en 2019. Actualmente se mezcla un porcentaje de E12. Sin embargo, debido a la falta de nuevos mandatos, se desincentivaron las inversiones locales para duplicar las hectáreas de caña de azúcar necesarias. “Se necesita una mayor cantidad de etanol, pero se requieren las inversiones en campo y en industria, en destilación y deshidratación para poder alcanzarlo”, concluyó Velázquez.
Los cuatro expertos coincidieron en que el etanol no solo reduce la huella de carbono, sino que también mejora la calidad del aire en las grandes ciudades. Frente a los mitos sobre su impacto ambiental, recalcaron que los estudios científicos demuestran que sustituir gasolina por etanol disminuye la emisión de contaminantes y contribuye a la salud pública.
“América Latina tiene el potencial agrícola, tecnológico y energético para acelerar su transición hacia combustibles más limpios”, concluyó Galeana. “El etanol es una solución real, disponible y alineada con los objetivos de descarbonización que nuestros países comparten».
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