Vestido de algas marinas, un camino a la moda sostenible
Cada día se hace más latente la necesidad de renovar nuestros hábitos de compra tradicional, por ejemplo, utilizando un vestido de algas marinas
El mercado de ropa es el responsable del 10% de las emisiones de dióxido de carbono, al producir más de 100 mil millones al año. Esto representa más que los viajes aéreos y marítimos combinados.
La científica Charlotte McCurdy y Philip Lim, director creativo y cofundador de su sello homónimo, unieron esfuerzos para crear un vestido de lentejuelas de algas que promueve la innovación científica y la ampliación de materiales alternativos.
El proyecto forma parte de la iniciativa one X one, el cual aborda el cambio climático, la degradación ambiental y el impacto social que tiene la moda.
Impermeable de algas
La investigadora McCurdy, diseñadora y profesora asistente en la Universidad Estatal de Arizona, diseñó en 2018 un impermeable hecho de algas marinas que absorben carbono. A raíz de un ejercicio de pensamiento sobre lo que usan las personas para protegerse de un clima cada vez más dinámico debido a la propia actividad humana.
McCurdy ha utilizado plástico a base de algas para otras creaciones, que han sido exhibidas en museos. En ese sentido, señala Phillip Lim que “la clave de este experimento es sacarlo del contexto de un museo y ponerlo en la vida real”.
“Así que pensamos: ¿cómo lo impulsamos hacia hacer lentejuelas? Lentejuelas son sinónimo de residuos de plástico,” indicó el directivo.
Algas
Para McCurdy, las algas son uno de los organismos más eficientes en la tierra en la transformación de la energía solar a la energía potencial química almacenada. Esto quiere decir que es el mejor material para aislar el carbono. Por ello, se encuentra investigando al respecto como parte de la nueva incubadora cultural del museo, New Inc.
“Vengo de pensar en una estrategia de sostenibilidad formal. Pero luego me di cuenta de que la verdadera brecha y el verdadero desafío que teníamos era crear visiones de futuros viables y habitables. Para que pudiéramos tener una visión colectiva hacia la que pudiéramos avanzar como sociedad”, dijo la profesora. “Eso es trabajo realmente creativo.”
Las algas se utilizan en biocombustibles y bioplásticos. Son rápidas de cultivar, no necesitan mucha agua y producen durante su crecimiento alrededor del 70% del oxígeno en nuestra atmósfera, más que todos los bosques juntos.
Producción más barata a largo plazo
Por su parte, Lim indica que su inspiración surgió de los tonos verdes, la fotosíntesis y de “cómo la luz se refleja y se refracta”.
“Imaginamos todo este ecosistema de vida marina, desde las redes de pesca, el tejido al que se colocarían las lentejuelas, hasta perlas y cristales inspirados en las ostras, deconstruyendo y reconstruyendo este ecosistema”, señala Lim.
De acuerdo con la profesora, fabricar ropa hecha de algas u otros materiales ecológicos tendría un alto costo al principio. Sin embargo, considera que la ventaja de las fibras derivadas del petróleo, actualmente más baratas, se disipará a medida que el mundo haga la transición a una energía más limpia.
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