Humedales, desaparecen más rápido que bosques
Los humedales son el hábitat del 40% de las especies de plantas y animales, aunque tan sólo cubren alrededor del 6% de la superficie terrestre, según la Organización de las Naciones Unidas
De acuerdo con Agustín de Jesús Quiroz Flores, académico del Instituto de Biología de la UNAM, la diversidad biológica de los humedales es crucial para la salud humana, suministro de alimentos, transporte y actividades económicas que generan empleo, como pesca y turismo.
Además, los humedales nos protegen de inundaciones, sequías y otros desastres; abastecen de alimentos y medios de vida a millones de personas, sostienen una rica biodiversidad y son sumideros de carbono.
Cuerpos de agua pueden desaparecer
Sin embargo, información de la Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional, conocida como la Convención de Ramsar, refiere que los humedales desaparecen tres veces más rápido que los bosques, afirmó Quiroz Flores.
Depende, sobre todo, del cambio de uso de suelo o de la región que se trate. Por ejemplo, en lagos epicontinentales las actividades ganaderas y la deforestación –con base en su magnitud– podrían significar que en 20 años prácticamente los cuerpos de agua desaparezcan. Tal es el caso del lago de Tecocomulco, en el estado de Hidalgo, uno de los dos relictos hídricos que formaban parte de la Cuenca de México.
Similar situación ocurre en el lago Atlangatepec, Tlaxcala, “ahí observé que en época de secas, cuando disminuye el agua debido al fenómeno de evapotranspiración junto con la extracción de líquido para consumo humano y para riego, la ribera del lago se retrae un promedio de hasta 50 metros, situación que aprovechan los agricultores para sembrar maíz y cebada”.
Estas acciones han provocado en el lago de Tecocomulco la desaparición de una hidrófita endémica, y que en Atlangatepec las hidrófitas traten de sobrevivir entre las plántulas de esas siembras.
¿Para qué sirve un humedal?
Quiroz recalcó que sus funciones son variadas, sobresalen aquellas relacionadas con la recarga de los acuíferos, control de inundaciones, protección de la línea costera y de la erosión. Además de ser sumideros de carbono, sirven de hábitat para aves, fauna acuática y una gran diversidad de hidrófitas.
En este contexto, destacó que los humedales tienen la capacidad de depurar de manera natural las aguas. En vista de que retienen temporalmente macronutrientes. Los cuales, si no se controlan, generan el fenómeno de eutrofización (exceso de nutrientes minerales) en los cuerpos de agua, sobre todo epicontinentales (lagos, presas, ríos y arroyos).
Si consideramos la microflora asociada a las hidrófitas o plantas acuáticas, ambas comunidades tienen la capacidad de inactivar bioquímicamente metales pesados y transformar compuestos orgánicos tóxicos, añadió el biólogo.
El académico del Instituto de Biología resaltó que, en general, las autoridades gubernamentales han protegido extensas áreas de humedales mediante sistema de parques y reservas. No obstante, algunas, sobre todo costeras, carecen de protección y son amenazadas. En particular, por desarrollos turísticos o por la extracción de energéticos fósiles.
Sobreexplotación de agua, mayor amenaza
Asimismo, prosiguió el universitario, aquellos humedales epicontinentales (lagos y lagunas) son seriamente afectados por las actividades agropecuarias, la sobreexplotación del recurso hídrico, la modificación de los patrones hidrológicos o la contaminación de origen industrial o urbano.
Quiroz Flores subrayó que las principales presiones sobre los humedales tienen que ver con cambios en el uso de suelo por urbanización, deforestación, rellenos; alteraciones en la dinámica del agua por extracción, intercepción y desvíos del recurso hídrico; sustracciones pesqueras, de maderas y pasturas; contaminación agrícola, industrial y doméstica; introducción de especies exóticas invasoras y cambio climático.
¿Qué son?
Los humedales son todas aquellas extensiones de marismas, pantanos y turberas o superficies cubiertas de agua. Sean de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas. Incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea no exceda los seis metros.
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