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¿Cada año te proponías cambiar el mundo?

Estilo de vida Inspiration Opinión

¿Cada año te proponías cambiar el mundo?



Antes cada fin de año me proponía cambiar el mundo, ahora, lo único que quiero es cambiarme a mí mismo, disminuir mis defectos y repotenciar mis fortalezas. Desde dentro hacia fuera, ese es el orden natural del cambio.

Rafael Zavala Batlle, director Ejecutivo Programas de Alta Dirección PAD

Prepara el terreno

Es momento para aprender a estar con nosotros mismos, con soledad y silencio. Es solo allí cuando podemos auditar nuestra propia vida. Miguel Ángel Robles decía:

Lentitud y silencio. Dos atributos escasos. Vivir sin llevar la cuenta del tiempo. Admitámoslo, cuando estamos trabajando, la vida nunca es ahora. Es difícil que lo sea. Vivir lentamente es oponerse a la presión de la urgencia. Aprovechar y vivir el momento, algo que no exige solo pausa sino concentración, curiosidad y reflexión. Es decir, lo contrario de una vida frenética. El silencio no solo recupera el oído sino el resto de los sentidos. Es la mejor actitud para la contemplación, el asombro y el descubrimiento.”

Estos últimos días, he estado en tantos sitios mentalmente a la vez, que no he podido estar como quisiera en ninguno. ¿Será que podemos pasar un día (o al menos unas horas) sin celular o laptop y estar a solas con nosotros? A veces es útil y necesario, salir del rol del pincel, y ver el cuadro desde el rol del pintor, para verlo con perspectiva y entenderlo. Solo así, nos daríamos cuenta de nuestros errores y aprenderíamos mucho.

Santiago Alvarez de Mon decía: “No se puede correr una maratón con la impaciencia de un corredor de 100 metros. El tiempo nos dará una mano si hoy nos centramos en las tareas importantes y trascendentes que la vida nos encarga”.

Aprende de los errores

George Santayana decía que aquellos que no aprenden de los errores están condenados a repetirlos. Para evitar el fracaso hay que saber por qué se suele fracasar. En el viaje de la vida hay posibilidades de caerse, perderse, pero también de levantarse y corregir el rumbo.

La primera tarea para mejorar tu vida es saber donde estás parado. No te cambias, si no te conoces. Comienza con una mirada real, sincera, no desde la automplacencia, con un ejercicio muy sencillo de Feedback Personal:

2 preguntas: Qué hiciste bien y qué hiciste mal. Comienza preguntándotelo a ti mismo y luego pide la opinión y el consejo a 5 personas muy cercanas a ti.

Con esos resultados, viene la hora del auto examen: Como vas en cada aspecto de tu vida en las 5 dimensiones: espiritual, personal, familiar, profesional y social. A raíz de este análisis es necesario planificar, implementar y controlar, para luego dejar que venga la “suerte”, ya que normalmente se suele aparecer cuando has hecho tus tareas previamente.

Planifica

¿En qué estás luchando en este momento de tu vida? ¿Cuáles son tus batallas internas? No busques metas puntuales, sino un modo de vida distinto. Alcanzar una meta solo cambia tu vida por un momento. Enfócate en los hábitos, es la única manera de que los cambios sean de largo plazo. Se específico:

  1. ¿Qué hábitos positivos creaste?
  2. ¿Qué malos hábitos eliminaste?

Cuestionarte ambas preguntas te ayudarán a hacer una pausa y orientar tu brújula actual en la dirección de una vida lograda. Concéntrate en la dirección, no en la velocidad. Es mejor subir despacio la montaña correcta que subir rápido la incorrecta.

Luego plantea una evaluación compuesta de variables para ver si estás en tu mejor versión como: la calidad de tus emociones, tu capacidad de contribuir a la vida de otros, la relación con tu familia y amigos, la cantidad de tiempo disponible para ti y tus resultados profesionales, entre otras.

¿Estás usando mal el presente?

Decía Susan Sontag que “El miedo a envejecer nace del reconocimiento de que uno no está viviendo la vida que desea. Es la sensación de estar usando mal el presente”.

Este 2024, recuperemos una manera de vivir que merezca más la pena. Vivimos una vida que valga la pena cuando las elecciones y el esfuerzo que hacemos en cada momento se alinean con un propósito en nuestras vidas, independientemente del resultado final.

¿Por qué haces lo que haces? ¿Qué te impulsa a hacer esto en lugar de aquello? Al reflexionar así, identificarás algunas motivaciones y descubrirás otras más sutiles que remiten a criterios más profundos. Es necesario seguir preguntándote hasta llegar a tu criterio último de acción, eso es lo que se llama propósito y lo que da sentido a tu vida.

¿Cuándo vivirás tu propia vida?

¿Qué te lo está impidiendo? Nunca es tarde para ser quien quieres ser. Hoy es un buen día para empezar. Puedes cambiar o seguir siendo el mismo. Quizá el reorientar tus metas y enfocarlas en los factores que realmente te darán satisfacción será un buen punto de inicio.  No pongas tus apuestas en el futuro, cambia y actúa ahora. No vivas distraído con el mapa, enfócate en el paisaje.

El amanecer siempre vence a la noche. Las nubes pasan y siempre hay luz detrás de ellas. Hay personas que se instalan en el victimismo y otras que en lluvia ven esperanza. Las personas con esperanza, salen rápido del modo “Es lo que hay” y pasan al modo “Estás para más.” Saben cómo convertir problemas en oportunidades, y de esa manera sin quererlo, inspiran y cambian la vida de muchos.

Los buenos propósitos acaban perdidos en el valle de las excusas. La postergación es un asesino silencioso. De una vez, fija objetivos medibles en cada área de tu vida y comprométete a lograrlos. “No podemos elegir los tiempos que nos toca vivir, lo único que podemos hacer es decidir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado”, dijo Tolkien.

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