Los impactos del cambio climático en el agua

Los impactos del cambio climático en el agua se reflejan en sequías extremas hasta lluvias torrenciales. Su escasez amenaza la salud, la agricultura y la vida en todo el planeta
El agua es el medio principal por el que se puede percibir los efectos del cambio climático. Esta afirmación, lejos de ser solo una advertencia, resume el centro de una crisis silenciosa que ya afecta a miles de millones de personas. Porque cuando se habla de calentamiento global, en realidad se habla también de sequías, inundaciones, escasez y contaminación. Estamos hablando del agua.
El planeta se calienta y el ciclo del agua, tan delicado como esencial, comienza a tambalearse. “Conocer los efectos del cambio climático sobre el agua es básico para su mitigación”, se insiste desde Fundación Aquae. Pero no basta con saberlo. Urge actuar, porque “debemos hacer lo imposible por proteger este elemento que es vital para nuestra supervivencia”.
La magnitud del problema ya es palpable. Según datos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), aproximadamente dos mil millones de personas no tienen acceso a agua potable segura, y la mitad del planeta sufre escasez grave al menos una vez al año. Y esto va en aumento, arrastrado por una triple amenaza: cambio climático, crecimiento poblacional y mala gestión de recursos.
¿Por qué el agua está tan ligada al cambio climático?
Porque este altera su ciclo natural, modificando las lluvias, intensificando las sequías, fundiendo glaciares, elevando los mares. Como resultado, “el aire más cálido puede contener más humedad que el aire frío. Como resultado, en un mundo más cálido, el aire absorberá más agua de los océanos, lagos, suelo y plantas”. El agua se evapora más rápido, pero no siempre regresa en forma de lluvia donde se necesita. Y cuando lo hace, suele caer con violencia, generando tormentas e inundaciones.
Esta paradoja climática nos enfrenta a extremos: zonas desbordadas y otras completamente secas.
“El cambio climático ha provocado que los fenómenos meteorológicos extremos, como las inundaciones y las sequías, sean cada vez más probables y más intensos”, alerta el IPCC. Lo peor: estas condiciones afectan directamente a la disponibilidad de agua potable y la producción de alimentos. Se necesitan entre 2,000 y 5,000 litros de agua para producir los alimentos diarios de una persona. La ecuación es insostenible si el agua escasea.
Además, solo el 0.5% del agua en la Tierra es dulce y utilizable. Ese pequeño porcentaje está siendo amenazado: en los últimos 20 años, el almacenamiento de agua terrestre —incluyendo la humedad del suelo, la nieve y el hielo— ha disminuido a un ritmo de un centímetro por año. Una pérdida invisible, pero devastadora.
La situación se agrava en las zonas costeras
“Se prevé que el aumento del nivel del mar amplíe la salinización de las aguas subterráneas, disminuyendo la disponibilidad de agua dulce para los seres humanos y los ecosistemas”, advierte el IPCC. Y en regiones montañosas, millones de personas dependen del derretimiento estacional de glaciares para abastecerse. Pero esos glaciares se están derritiendo demasiado rápido y sin reponerse.
Aun así, hay esperanza. Existen soluciones basadas en la naturaleza y en la innovación. “Los humedales, así como los manglares, las praderas submarinas, las marismas y los pantanos son sumideros de carbono altamente efectivos”, señala el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Estos ecosistemas no solo absorben CO2, también actúan como esponjas naturales que almacenan y filtran el agua, protegiendo frente a tormentas e inundaciones.
Además, tecnologías como el riego por goteo y los sistemas de alerta temprana para eventos extremos pueden hacer una gran diferencia. Una alerta de apenas 24 horas puede reducir los daños por tormenta en un 30%, y los sistemas de saneamiento resilientes podrían salvar más de 360 mil vidas de bebés al año.
“El agua y el cambio climático están estrechamente relacionados”, recuerda ONU-Agua. Y si no atendemos esa conexión ahora, corremos el riesgo de que el recurso más esencial para la vida se convierta en el más escaso. Porque, al final, la lucha contra el cambio climático también es una lucha por cada gota de agua.
¡Acércate al Women’s Energy and Sustainability Summit 2025 (WESS), cuyo tema central será la crisis hídrica, este 2 de julio de 2025!
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