Revelan contaminación por PFAS en vinos europeos

Detectan altos niveles de PFAS en vinos europeos. Especialistas alertan sobre riesgos para la salud y exigen prohibir pesticidas con estos “químicos eternos”. Brindar hoy podría implicar, sin saberlo, un sorbo de contaminación invisible pero persistente
La copa de vino que acompaña una cena o una celebración podría contener más que aroma y cuerpo: lleva consigo una dosis preocupante de sustancias perfluoroalquiladas (PFAS). Estos se conocen como “químicos eternos”. Así lo revela un nuevo estudio de la Red Europea de Acción contra los Pesticidas (PAN Europe), centrado en 49 vinos de 10 países europeos.
La Pan Europe es una red de organizaciones no gubernamentales que promueve alternativas sostenibles a los plaguicidas. Su enfoque es iniciar medidas en toda Europa para facilitar una amplia reducción del uso de plaguicidas.
Resultados sorprendentes y alarmantes
Todos los vinos recientes analizados contenían ácido trifluoroacético (TFA), un derivado de los PFAS, con una concentración media de 110 microgramos por litro (µg/l), y picos de hasta 320 µg/l.
“Esto es aproximadamente 100 veces más alto que los niveles promedio -ya de por sí elevados- medidos anteriormente en aguas superficiales y potables”, señalan los autores.
El hallazgo apunta a una tendencia creciente. Mientras que los vinos cosechados antes de 1988 no mostraban rastros de TFA, los niveles de contaminación han aumentado “fuertemente” desde 2010. Esta progresión es coherente con el uso intensivo de pesticidas con PFAS en la agricultura moderna.
“Ya no encontraremos ningún vino en ningún sitio que no esté contaminado”, advirtió el profesor Michael Müller, de la Universidad de Friburgo, quien también destacó que hallazgos similares se han registrado en lugares tan remotos como Nueva Zelanda.
Incluso entre los vinos ecológicos, que presumen de uvas cultivadas sin insumos químicos, se detectaron niveles de TFA. Uno de cada cinco estaba libre de pesticidas, pero todos contenían este compuesto. Esto sugiere, según los investigadores, una contaminación ambiental persistente. “Hay una clara relación entre agricultura intensiva y altas concentraciones de PFAS en el agua”, señala el informe.
Para Helmut Burtscher-Schaden, químico ambiental y uno de los impulsores del estudio, los resultados son inquietantes. “Probablemente estamos ingiriendo mucho más TFA a través de nuestra dieta de lo que se suponía anteriormente”, afirmó, calificando los hallazgos como “alarmantes” por la magnitud y el incremento reciente de la contaminación.
Aunque tradicionalmente el TFA fue considerado inofensivo —en gran parte por las propias industrias que producen PFAS—, estudios recientes, como uno realizado en 2021 bajo el reglamento REACH de la UE, evidenciaron malformaciones en fetos de conejo. Esto ha encendido las alarmas entre organizaciones ambientalistas y científicas.
PAN Europe exige medidas urgentes. “Las sustancias que liberan TFA en el medio ambiente deben retirarse del mercado sin demora”, sentenció Salomé Roynel, responsable de políticas de la organización. Mientras tanto, piden que los Estados miembros de la Unión Europea actúen por su cuenta y prohíban los pesticidas con PFAS, a la espera de que la Comisión Europea actualice su lista de sustancias restringidas. En un contexto donde hasta el agua de lluvia contiene menos PFAS que el vino, la preocupación no es menor.
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