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Piden transformar las reglas del FMI y GBM por un financiamiento climático justo

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La Red Latinoamericana y Caribeña por un Sistema Financiero Sostenible (REDFIS) exige al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial transformar sus operaciones para priorizar el clima, la equidad y la biodiversidad. Con ello, buscan un financiamiento climático justo que no agrave la deuda del Sur Global

El panorama económico y climático cada vez es más desafiante para los países del Sur Global. Por ello, la REDFIS señaló que el Grupo Banco Mundial (GMB) y el Fondo Monetario Internacional deben colocar el clima, la gente y la naturaleza al centro de sus operaciones”.

Este posicionamiento se presentó en el marco de las Reuniones de Primavera 2025 de ambas instituciones, con el objetivo de exigir compromisos concretos y reformas estructurales que impulsen un sistema financiero internacional más justo, equitativo y resiliente.

Financiamiento climático, una deuda disfrazada de ayuda

La REDFIS subraya una realidad preocupante, que más del 90% del financiamiento climático que llega a América Latina y el Caribe se otorga en forma de préstamos, mientras que las donaciones apenas alcanzan el 6% del total global. Este modelo, lejos de ser un apoyo, agudiza la crisis de deuda soberana y limita la capacidad fiscal de los países para atender otras prioridades de desarrollo.

A tan solo cinco años del plazo para cumplir con los compromisos del Acuerdo de París, los países en desarrollo enfrentan enormes necesidades de financiamiento. Según datos del Comité Permanente de Financiamiento de la CMNUCC, se requerirán entre 455 y 584 mil millones de dólares anuales hasta 2030. Para la región latinoamericana, la cifra ronda entre 215 y 284 mil millones cada año.

Frente a este escenario, REDFIS urge a las instituciones financieras internacionales a abandonar el modelo de financiamiento basado en deuda y a priorizar mecanismos más justos, con énfasis en la adaptación, la protección de la biodiversidad y el alivio de la deuda ligada a la acción climática.

La hoja de ruta de Bakú a Belém y un nuevo pacto fiscal

Tras el débil acuerdo de la COP29 sobre el Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado (NCQG) de 300 mil millones de dólares anuales –una cifra que REDFIS considera claramente insuficiente–, se delineó la Hoja de Ruta de Bakú a Belém. Esta estrategia apunta a movilizar 1.3 billones de dólares hacia la COP30 en Brasil. La REDFIS considera urgente concretar esta hoja de ruta con una visión centrada en las personas, la equidad y la adaptación al cambio climático.

Uno de los puntos más innovadores del posicionamiento es la propuesta de un nuevo pacto fiscal global. Establecer impuestos a los grandes emisores y a quienes más contaminan. Estos recursos, plantea REDFIS, deben destinarse a financiar una transición justa que respete las realidades específicas de cada país de la región.

Once prioridades para transformar el sistema financiero

REDFIS plantea once prioridades clave que deben ser adoptadas por el GBM y el FMI:

  1. Aumentar el financiamiento para adaptación: multiplicarlo al menos por diez y priorizar donaciones en lugar de préstamos, para no agravar la deuda de los países en desarrollo.

  2. Garantizar financiamiento para pérdidas y daños: que sea nuevo, adicional, no basado en deuda y con acceso directo para comunidades vulnerables.

  3. Proteger la naturaleza: incluir la biodiversidad y los ecosistemas en el centro de las operaciones financieras, y proteger a las personas defensoras del territorio.

  4. Implementar salvaguardas socioambientales: evitar el financiamiento de actividades que violen Derechos Humanos, afecten pueblos indígenas o dañen ecosistemas sensibles.

  5. Mejorar el acceso al financiamiento climático: simplificar procesos y crear mecanismos inclusivos para pueblos indígenas, mujeres, jóvenes y comunidades locales.

  6. Vincular deuda y crisis climática: promover alivios de deuda relacionados con acción climática y evitar presionar a los países a explotar sus recursos naturales.

  7. Eliminar el financiamiento a combustibles fósiles: descarbonizar las finanzas públicas y alinear todas las inversiones con el Acuerdo de París.

  8. Establecer un nuevo pacto fiscal global: crear impuestos a grandes contaminadores y destinar esos recursos a una transición justa y equitativa.

  9. Democratizar la gobernanza financiera: reformar las estructuras de decisión del FMI y el GBM para dar voz a los países y comunidades más afectadas.

  10. Redistribuir los Derechos Especiales de Giro (DEG): basar la asignación en necesidades reales y no en cuotas desproporcionadas.

  11. Transformar el rol del FMI: enfocar su estrategia en energías renovables y resiliencia climática, evitando condicionalidades que perpetúen la dependencia fósil.

Para la REDFIS esta es una transformación impostergable, una hoja de ruta concreta hacia un futuro más justo y sostenible. Frente a la magnitud de la crisis climática y la fragilidad fiscal de los países más vulnerables, la comunidad internacional debe actuar ya, con justicia, con ambición y con la naturaleza en el centro de las decisiones financieras, concluye.

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