Exigen a Semarnat frenar megaproyecto de CEMEX en la selva maya

La organización ambientalista Greenpeace advierte que CEMEX busca replicar el modelo extractivista de Calica en Tulum, con graves consecuencias para comunidades mayas y ecosistemas subterráneos
Una nueva amenaza sobre la selva
Activistas de Greenpeace México escalaron la sede de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en Cancún para desplegar una manta con el mensaje: “SEMARNAT: ¡No más Calicas en la Selva Maya!”. Desde las primeras horas de este lunes, la organización ambientalista protagonizó una protesta en el marco de la campaña “México al grito de Selva”. Esto con el objetivo de exigir la cancelación de autorizaciones ambientales que permiten la operación de bancos de material pétreo en la región.
La principal preocupación es el reciente permiso otorgado a CEMEX para explotar casi 650 hectáreas de selva virgen en las inmediaciones de Tulum. En terrenos que colindan con ríos subterráneos y zonas habitadas por comunidades mayas como Francisco Uh May. Greenpeace advierte que esta autorización replica el modelo de devastación instaurado por Calizas Industriales del Carmen (Calica), cuya operación fue detenida en 2022 tras años de daños ambientales en Playa del Carmen.
Frente a la sede de Semarnat, las personas activistas vertieron material pétreo desde un camión para simbolizar la destrucción que, aseguran, la dependencia federal continúa permitiendo en la selva. Denunciaron que el modelo extractivista continúa expandiéndose con permisos otorgados no solo a empresas privadas como CEMEX, sino también a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Ecosistemas fracturados y comunidades ignoradas
Carlos Samayoa, coordinador de la campaña en Greenpeace México, resaltó la urgencia de frenar este tipo de proyectos.
“Estamos aquí porque no podemos seguir perdiendo nuestra selva a este ritmo alarmante. La Semarnat tiene que poner un alto de verdad a la depredación de la Selva Maya agudizada por las sascaberas que se valen de trascabos para arrancar árboles, y de dinamita para hacer estallar en pedazos miles de hectáreas de ecosistemas llenos de vida. Parecería que en lugar de terminar con esta devastación, sólo se nacionalizó, y ahora se está autorizando a trasnacionales mexicanas como Cemex a seguir ese modelo mortífero que debe ser detenido cuanto antes”, declaró.
Greenpeace recordó que la selva maya ha perdido alrededor de 10 mil hectáreas por la proliferación de sascaberas. Muchas de ellas destinadas a abastecer proyectos como el Tren Maya, desarrollos turísticos e inmobiliarios. La Manifestación de Impacto Ambiental del proyecto de CEMEX señala que la extracción de material pétreo servirá para obras de infraestructura en toda la región, lo que, para la organización, confirma que se trata de una continuidad del modelo de saqueo aplicado por Calica.
Además del impacto ambiental…
Greenpeace enfatizó que la comunidad maya de Francisco Uh May no ha sido consultada de manera libre, previa e informada, como establece la legislación nacional e internacional. De avanzar el proyecto, la cementera afectaría directamente su territorio y alteraría el sistema de ríos subterráneos que conforma la reserva de agua dulce más importante de México.
La organización exigió que Semarnat no repita los errores del pasado y detenga cualquier nuevo permiso para la explotación de bancos pétreos en la región. También llamó a abrir un diálogo real para construir un plan de protección integral que salvaguarde tanto la superficie forestal como los ecosistemas subterráneos.
“Necesitamos que los tomadores de decisiones, en sus diferentes niveles, pero sobre todo a escala federal, paren esta devastación, para lo cual tiene que haber medidas más ambiciosas de protección, tanto de lo que está arriba, en la superficie, como de lo que está abajo, en el subsuelo. Por eso es necesario que Semarnat nos escuche, pues pese a que cerraron Calica, el problema no ha terminado”, concluyó Samayoa.
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