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El Rincón de Adriano

Activismo performativo: notoriedad, la causa última

Adriano Numa


Adriano Numa*

La guerra por la popularidad en redes sociales y el hambre de aprobación ha desatado en los últimos años un fenómeno tóxico que se conoce como “activismo performativo”, el cual consiste en un falso apoyo a cualquier movimiento, donde la persona involucrada apenas tiene un conocimiento superficial de la causa.

Esta clase de gente utiliza la desgracia de otros para voltear el reflector hacia sí mismos, y obtener una ganancia virtual de likes o seguidores a través de la construcción de una imagen artificial que contamina y resta méritos a los movimientos que parasitan.

Hay quienes alegan que el activismo en redes sociales no es activismo. Sin embargo, algunas personas han podido regresar a sus hogares gracias a las publicaciones electrónicas; entonces, para no caer en contradicciones, se debe establecer la diferencia entre los replicadores de información y los activistas performativos.

Un replicador comparte información urgente y no se convierte en el foco de atención. Hay un deseo genuino de ayudar y sus acciones contribuyen no sólo a localizar personas, sino también a atender emergencias como incendios o robos e incluso, lograr que algunas mascotas se puedan reunir nuevamente con quienes más los aman.

En cambio, un activista performativo es el protagonista, en primer plano, de las grandes causas o tragedias, en un acto de aparente generosidad. Este impúdico cazador de aprobaciones llega al lugar de los hechos a tomarse la selfie y grabar un emotivo video con el que pueda lucrar momentáneamente en redes sociales y luego salir corriendo, cargando el oportunismo a sus espaldas.

En los medios digitales, esta entidad egocéntrica con la empatía prostituida, lanza airadas proclamas que muchas veces ni siquiera entiende y el impacto necesario se pierde bajo una cascada de los pronombres “yo, me, mi”, donde no escatimará lágrimas y la obligada invitación a suscribirse a su canal.

Para transformar nuestro entorno hacen falta personas dispuestas a actuar más que a tuitear, porque es el compromiso real y no la imagen proyectada lo que genera cambios de fondo en el entorno social.

Existen casos de figuras públicas, como Oprah Winfrey, cuyo discurso sustentado en hechos ha logrado despertar conciencias al tiempo que brinda soporte a una gran cantidad de organizaciones sin fines de lucro. Oprah no necesita hacer aspavientos, ni robarse el micrófono para ayudar desde el amor solidario.

El que esto escribe tiene esperanza de que, al pasar la intoxicación egomaniaca de algunos influencers mexicanos, descubran el poder de la ayuda real y desinteresada, que el dar amor solidario no genera dividendos en los terrenos de la popularidad, sino de su propia humanidad.

Recordemos que todos compartimos este planeta y debemos darnos la mano unos a otros, así como proteger a todas las especies que nos acompañan en este viaje.

*Adriano Numa es escritor y promotor de la Cultura de Paz.

El presente artículo puede consultarse en la edición noviembre – diciembre de Greentology. Disponible en la siguiente liga:

Greentology Magazine No. 2 noviembre – diciembre 2021

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