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Energía limpia y agua segura, la solución que México necesita

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La energía limpia, con bajo consumo hídrico, ofrece a México una solución doble frente al cambio climático y la crisis del agua, clave en zonas rurales y regiones con estrés hídrico

Estas energías limpias alivian el cambio climático y reducen el consumo hídrico. Esta característica es importante en un país donde el 42.8% del territorio vive bajo condiciones de sequía. Donde además las presas operan apenas al 56.5% de su capacidad, según datos oficiales.

A diferencia de las plantas termoeléctricas convencionales —que consumen millones de litros de agua diariamente en procesos de enfriamiento—, tecnologías como la energía solar fotovoltaica y la eólica requieren cantidades mínimas de agua. “Estas tecnologías requieren cantidades muy bajas de agua en comparación con otras formas de generación eléctrica”, advierte Zysplanet, consultora especializada en sustentabilidad energética. Incluso otras renovables como los biocombustibles o la solar de concentración implican mayores demandas hídricas.

En contraste, los parques eólicos solo utilizan agua para mantenimiento ocasional, y los paneles solares se limpian periódicamente, sobre todo en zonas desérticas donde el polvo puede mermar su eficiencia. Esta diferencia técnica se traduce en un valor estratégico frente al estrés hídrico.

Contribución a la seguridad hídrica

Por ello, es importante la meta de alcanzar 40 giga watts (GW) de capacidad instalada en energía limpia para 2030. No solo como compromiso climático sino como un paso a la seguridad hídrica nacional. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) subraya que entre los beneficios de la transición energética está “la reducción del consumo de agua, lo que es vital en regiones con estrés hídrico como México”.

Además, estas tecnologías limpias no generan gases de efecto invernadero ni contaminantes atmosféricos. Lo que mejora la calidad del aire y reduce enfermedades asociadas, según la dependencia federal. En comunidades rurales de la Mixteca oaxaqueña y el Altiplano potosino, la instalación de sistemas solares para el bombeo de agua ha transformado la vida cotidiana. Familias que antes dependían de costosos sistemas diésel o largas caminatas ahora cuentan con agua accesible y tarifas más bajas. Ello logró el ahorro en tarifas y costos, con el uso de energías renovables que reducen los costos de servicios como luz, agua y gas; además de generar empleos directos e indirectos en la economía local, según la Semarnat.

El caso del parque solar Horizonte Limpio, en Sonora, es un ejemplo. Ahí se puede ver que ocupa 850 hectáreas de paneles y no utiliza una sola gota de agua para generar electricidad. En una región con abundante radiación solar y severa escasez hídrica, esta instalación —bien empleada, respetando a la fauna silvestre y a la flora, así como las leyes relacionadas— representa una reconciliación entre desarrollo económico y sostenibilidad ambiental.

A escala global, la sustitución de plantas de carbón y gas por energía limpia podría reducir en casi 15% las extracciones de agua del sector energético para 2030, de acuerdo con escenarios de emisiones netas cero. En ese contexto, la elección entre modelos energéticos es una decisión tecnológica, ambiental y  estratégica para la supervivencia y bienestar humanos.

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