lunes, septiembre 15

Un grupo de 30 científicos marinos redefine la sostenibilidad de la pesca al cuestionar las certificaciones actuales. Propone principios y acciones que priorizan la salud del océano y el bienestar humano

Con ello, este grupo deja a un lado la visión actual que se basa en límites de capturas máximas. Este cambio surge como respuesta a la alarmante sobreexplotación de especies y el declive de las poblaciones de peces, que persiste a pesar de las certificaciones de sostenibilidad utilizadas para comercializar muchos productos marinos.

“El concepto ha sido utilizado por marcas y supermercados para llamar sostenible a una pesca que no es sostenible”, afirma Claire Nouvian, fundadora de la Asociación BLOOM. En 2020, un grupo de científicos, alarmados por los efectos nocivos de las prácticas pesqueras en los ecosistemas, se unió para cuestionar el actual enfoque de sostenibilidad.

De acuerdo con Omar Defeo, profesor en el Laboratorio de Ciencias Marinas de la Universidad de la República en Uruguay, “las capturas habían llegado a un límite desde los años 90″. De ahí que estos investigadores publicaron el artículo “Replantear la sostenibilidad de las pesquerías marinas en un planeta en rápido cambio” en la revista Ocean Sustainability, donde proponen dos principios y once acciones, conocidas como ‘reglas de oro’.

Una pesca verdaderamente sostenible

Nouvian destaca que el nuevo enfoque propone “una definición universal y científica” basada en la investigación de todas las pesquerías mundiales. El primer principio busca regenerar la salud del océano, minimizando el impacto de la pesca y adaptándose al cambio climático. El segundo prioriza el bienestar humano sobre las ganancias de la industria pesquera, con un enfoque en mejorar la salud y la calidad de vida de las comunidades vulnerables.

Callum Roberts, autor principal del estudio, considera que “el actual concepto de pesca sostenible es científicamente obsoleto”. Defeo agrega que “no es suficiente con dar un número” en relación a las capturas máximas. Y enfatiza que es crucial reconocer la complejidad de los sistemas ecológicos.

Para garantizar una pesca verdaderamente sostenible, se establecieron once acciones que incluyen gestionar las pesquerías de forma que tengan un menor impacto y prohibir métodos destructivos, como las redes de arrastre. Estos cambios son vitales para abordar la sobreexplotación en regiones como Sudamérica, donde “estamos a un 40% de recursos explotados en forma no sostenible”, alerta Defeo.

El nuevo enfoque busca no solo la sostenibilidad ambiental, sino también la justicia social, para garantizar que las comunidades pesqueras puedan beneficiarse equitativamente de sus recursos.

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