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Las empresas sí pueden operar sin dañar el agua y el medio ambiente: WESS 2023

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Las empresas sí pueden operar sin dañar el agua y el medio ambiente: WESS 2023

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México es uno de los países con mayor estrés hídrico. Sin embargo, el papel de las empresas es vital y puede contribuir a que esto disminuya, así indicó Leslie LaMadrid, directora de Marketing, Comunicación y Sostenibilidad en Veolia México, en el WESS 2023

Durante su participación en el Panel “Agua, fuente de vida”, del Women’s Energy & Sustainability Summit (WESS) 2023, LaMadrid aseguró que “las empresas sí pueden operar sin dañar el agua y el medio ambiente. Lo que pueden hacer es incorporar nuevas tecnologías que sean más sostenibles; que los hagan más responsables y que vayan hacia esa transformación; para que puedan renovar sus procesos hacia la economía circular”.

Huella hídrica

La escasez de agua está afectando a diferentes rubros. De modo que en un futuro la competitividad de las compañías y de las industrias va a depender totalmente de la capacidad de afrontar estos desafíos. La pregunta clave es ¿cómo van a reducir su huella hídrica, para ser cada vez más sostenibles? Cuestionó LaMadrid de Veolia México.

“La huella hídrica nos permite medir cuánta agua gastan los productos que consumimos. Una taza de café utiliza 150 litros de agua para producirse o para un kilo de carne se requieren casi 15 mil litros de agua. Hoy las empresas tendrían que estar adaptando sus sistemas de producción para que puedan disminuir su huella hídrica. Las empresas deben poner en el centro a la ecología; ser más responsables, más resiliente y más eficientes”, dijo LaMadrid.

De acuerdo con Leslie, las descargas de agua residual en la industria manufacturera aumentaron 50% en la última década. Solamente un cuarto de esa agua ha sido tratada. Aunque hay múltiples tratamientos para su uso.

Circularidad, respuesta con raíces en la naturaleza

Cabe mencionar que el 80% del agua mexicana es para uso agrícola o bien industrial. De ahí que para LaMadrid el reúso es la clave tanto a nivel industrial como agricultura. “La estrategia de la circularidad es que las empresas puedan disponer del agua de manera segura sin dañar el medio ambiente”.

Así, el agua pasaría por los procesos y los tratamientos adecuados, pues son aguas residuales, aguas contaminadas.”Necesitamos a expertos que sepan cómo hacerlo. O bien, incluso que las liberen al medio ambiente y regresen a los mantos acuíferos. Eliminar estos contaminantes no sólo va a garantizar el tema de normas, sino que también elevemos los estandares que actualmente tienen muchas empresas”, añadió.

Democratización de la tecnología

A lo largo del WESS las especialistas coincidieron en la importancia del uso de la tecnología y la innovación como otra solución contra el estrés hídrico. En ese sentido, la solución es la innovación democratizada, señaló Laura Tamayo Laris, directora de Comunicación, Asuntos Públicos y Sustentabilidad en Bayer México.

Para Tamayo, la innovación aplicada al tipo de cultivo, la rotación y en los diferentes procesos de la agricultura, permitiría que el recurso vital no se descuide; el suelo no se deteriore; así como que pueda producir más y mejor.

La agricultura es víctima y victimario en términos de cambio climático. Sin agua no podemos vivir y sin alimentos tampoco. Cuando hablamos de que el agua se pierde a mi me gustaría hablar de que el agua se mueve de lugar. En realidad el agua termina estando en otro lado; sin embargo, no donde la necesitamos: en la producción”, aseguró.

Sin agua no hay alimentos

Laura Tamayo relató una experiencia en Chihuahua, donde hace muchos años, una persona que se dedica al campo pidió apoyo para mejorar o cambiar la erosión en las cuencas hidrológicas del estado.

Ante ello realizaron un estudio bajo inspección de un especialista. “Y resulta que estas cuencas hidrológicas son las que abastecen de agua a Sinaloa y a Sonora. Estamos hablando del 70% de producción de alimentos de nuestro país y de otros países. Si no atendemos la cuenca, la montaña y la situación tan tremenda que está sucediendo en Chihuahua en 10 años no vamos a tener comida”, contó.

“Hicimos un estudio para saber cómo le hacemos para que a la comunidad le vaya mejor. Primero, porque es lo justo y hay que hacerlo; y segundo para que no haya depredación de los bosques que se estaban sembrando en su momento”, dijo. A partir de ahí tomaron la resolución de implementar un proyecto de viveros, lo cual representó un pasito.

“El primer año nos costó 200 mil pesos. Para empresas como Bayer es poco; los proyectos de salvar cuencas, las ollas captadoras de agua, entre otros. En todo lo que se está haciendo en materia social, como empresas, podemos colaborar muchísimo”, agregó.

Cambiar visión de aprovechar los recursos ajenos

Desgraciadamente una de las soluciones que se ha aplicado actualmente es que al terminarse el agua en una zona, se emprende la búsqueda de otra fuente del recurso. Sin embargo, esta no es la mejor solución. Así comentó Claudia Hernández Fernández, directora General de la Coordinación de Políticas y Cultura Ambiental de la Ciudad de México, en representación de Marina Robles, Secretaría del Medio Ambiente.

“Tenemos la visión de que en esta ciudad donde llueve muchísimo hay un recurso que no está siendo aprovechado. Necesitamos que la lluvia sustituya otras fuentes y que se constituya como una alternativa real factible para obtener más agua”, comentó.

A raíz de esta perspectiva, implementaron el Programa Cosecha de lluvias de la Ciudad de México. El cual busca reducir una brecha de desigualdad económica, con un impacto muy importante en las mujeres.

Cada año estamos instalando 10 mil sistemas de cosecha de lluvia domésticos. Hasta ahorita tenemos instalados 53 mil sistemas. Hay una inversión de 1,200 millones de pesos para ello. Con lo que hemos beneficiado a 53 mil casas. El 65% de esos hogares tienen como cabeza de familia a una mujer”, destacó.

Mujeres y agua, una comunión necesaria

Según información recabada por dicho programa, a la semana las mujeres usan 10.5 horas en la limpieza; mientras que los hombres ocupan 4.6 horas. Además, señaló Hernández, identificaron en las alcaldías y en las colonias que tanto mujeres adultas como jóvenes dedican hasta 13 horas al mes para garantizar que haya agua en la casa. Eso implica que a veces no podían ir a trabajar o estudiar; y no tenían otras alternativas que les permitiera salirse de la casa porque no sabían a qué hora iban a abrir la llave o a qué hora iba a llegar la pipa.  Gracias al proyecto de cosecha de lluvia han reducido 3 horas el tiempo que dedican las mujeres a garantizar el agua en sus casas.

Respecto al rol de las mujeres, Laura Tamayo, quien además es presidenta de la Comisión de Inclusión y Diversidad de la Consejo Coordinador Empresarial (CCE), opinó ante la audiencia del WESS 2023 que “la presencia de género es normalmente mínima en las producciones industriales, de entre 10 y 5%”.

“Para mi la visión integradora de las mujeres es vital y es necesaria para el desarrollo de la agricultura. Lo vemos sobre todo en las cooperativas, donde normalmente las líderes son las que tienen más ingerencia en cómo hacer el acercamiento estratégico a su negocio. Piensan en todo esto: cómo hacemos el cuidado del agua, del medio ambiente, cómo hacemos el tema más sustentable”, manifestó.

Fallas en sistema de agua

Ante el 50% del agua que se pierde en infraestructura; es decir, en fugas y fallas del sistema, Claudia Hernández Fernández, también bióloga por la UNAM, comentó que el gobierno busca atender la infraestructura.

“Se están sectorizando la ciudad para poder controlar de mejor manera las fugas, relacionadas con el hundimiento de la ciudad, se rompen tuberías. Lo importante aquí es cómo lo vemos, lo tenemos diagnosticado y cómo lo abordamos. Cómo intentamos con lo que tenemos hacer un buen uso de los recursos que tenemos sin estar atentando contra otros recursos”, aseguró.

Empatía con la naturaleza

Asimismo, Claudia Hernández hizo un llamado a la empatía. “Hay acciones que no se ven que implican mucho esfuerzo, pero que garantizan el futuro”, dijo.

En la ciudad de México hay una región que sí tiene agua y otra que no. Para la gente que sí la tiene es irrelevante el problema de los demás. “Creo que eso no nos hace mejores seres humanos”, detalló.

“Esa es una de las cosas que nosotros tenemos que revisar de manera personal. Cómo estamos relacionándonos con los otros porque eso también se refleja en la manera en como nos relacionamos con el medio ambiente. Si a mí no me importa lo que le pasa al otro: persona, ser humano, muy difícilmente me va a interesar qué le pasa al medioambiente, al otro animal, al otro bicho”.

“Creo que empezar a ver al otro de maneras distintas y sensibilizarnos frente a las necesidades y a las carencias que tienen; y cómo yo desde lo que hago cotidianamente y dentro de mis posibilidades contribuyo a ver distinto al otro va a traducirse en algo más”, concluyó.

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