La humanidad depende de los ecosistemas, todos los recursos son fundamentales en la producción de alimentos. Aquí te presentamos una mirada más cercana a tres formas en que la humanidad puede restaurar los paisajes y potenciar la producción de alimentos

Revivir el suelo

Aproximadamente el 80% de la tierra cultivable del mundo se ve afectada por al menos una forma de degradación, como la aridez, la disminución de la vegetación, la salinización del suelo y la pérdida de carbono del suelo. Sólo la erosión del suelo afecta a alrededor de una quinta parte de las tierras de cultivo en todo el mundo. Se estima que ha aumentado 2.5% entre 2001 y 2012, principalmente debido a la deforestación y la expansión de las tierras de cultivo.

La degradación de la tierra ya afecta negativamente a 3,200 millones de personas. Es decir, el 40% de la población mundial. Y se prevé que la degradación de la tierra podría reducir la productividad mundial de los alimentos en 12%.

La restauración de la fertilidad y la estructura del suelo se puede hacer de varias maneras. Entre ellas, la rotación de cultivos, la aplicación de materia orgánica y la práctica de una agricultura de labranza mínima o cero.

Un buen ejemplo de este tipo de trabajo proviene de África. Donde a lo largo de los márgenes semiáridos del desierto del Sahara, 11 países están construyendo lo que se conoce como la Gran Muralla Verde, una cinta de vegetación de todo el continente. En muchos lugares, la barrera está ayudando a contener el desierto, que los estados tienen la esperanza de que ayuden a reforzar la seguridad alimentaria, combatir la pobreza y promover la paz.

Trae de vuelta el zumbido

Las abejas son una de las mejores polinizadores del mundo, lo que las hace vitales para la producción mundial de alimentos.

De las 100 especies de cultivos que proporcionan el 90% de los alimentos del mundo, más de 70 son polinizadas por abejas.

Pero los polinizadores están amenazados. La continua disminución de las poblaciones de apejas tendría impactos desastrosos en la agricultura mundial y la seguridad alimentaria.

Según un informe del PNUMA, unas 20,000 especies de plantas de las que dependen las abejas podrían perderse en las próximas décadas sin mayores esfuerzos de conservación. No obstante, si se hace en armonía con la naturaleza, la agricultura, uno de los mayores impulsores de la pérdida de biodiversidad, puede ser amigable con los polinizadores. Lo que en última instancia ayuda tanto a las abejas como a los agricultores.

Para que la agricultura sea amigable con las abejas, los agricultores pueden eliminar los pesticidas que dañan las abejas; sembrar plantas nativas que proporcionan néctar y polen durante toda la temporada de floración; y construir sitios de anidación para garantizar que las abejas prosperen.

Diversificar los cultivos

El mundo tiene más de 50,000 plantas comestibles. Sin embargo, sólo tres de ellos, el arroz, el maíz y el trigo, proporcionan más del 50% de la ingesta de energía alimentaria del mundo.

La dependencia excesiva de unas pocas variedades de cultivos puede hacer que los sistemas agrícolas globales sean vulnerables a las plagas, las enfermedades y el cambio climático. De esa manera exacerbar la degradación del suelo y la escasez de agua. Lo que en última instancia dará lugar a una mayor inseguridad alimentaria.

En contraste, una solución es adoptar una agricultura más sostenible, cultivar y comer verduras, frutas y cultivos más diversos. De ese modo no sólo se ayudaría a revivir la biodiversidad, sino que también permitiría a adaptarse al cambio climático, aumentar la resiliencia y ofrecer dietas más saludables.

El planeta está experimentando un peligroso declive en la naturaleza. Un millón de especies están amenazadas de extinción, los suelos se están volviendo infértiles y las fuentes de agua se están secando.

Buscan revivir millones de hectáreas

El Marco Mundial de Biodiversidad fue adoptado por los líderes mundiales en diciembre de 2022. Propone detener y revertir la pérdida de la naturaleza para 2030. Para abordar los impulsores de la crisis de la naturaleza, el Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA) está trabajando con socios para tomar medidas en los paisajes terrestres y marinos. A su vez, en transformar nuestros sistemas alimentarios; y cerrar la brecha financiera para la naturaleza.

La Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado los años 2021 a 2030 el Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas. Dirigido por el PNUMA y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), junto con el apoyo de sus socios, está diseñado para prevenir, detener y revertir la pérdida y degradación de los ecosistemas en todo el mundo.

Con ello, su objetivo es revivir miles de millones de hectáreas, cubriendo los ecosistemas terrestres y acuáticos. Un llamamiento global a la acción, el Decenio de las Naciones Unidas reúne el apoyo político, la investigación científica y el músculo financiero para ampliar masivamente la restauración.

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