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Cháakgear, la libertad de ir más lejos

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Cháakgear, la libertad de ir más lejos

Cháakgear


“La bici para mi representa una extensión corporal. Yo siento que es una máquina que llegó para potenciar nuestras habilidades físicas y poder ir lejos, ir más rápido, tener libertad”, cuenta Abraham Alex Sleman Reynoso, director de Cháakgear.

Cháak es el Dios de la lluvia para los mayas. Para esta mitología antigua es un anfibio que habita en el inframundo, en los cenotes. La palabra “gear”, viene de “equipo” en inglés. De ahí que Cháakgear significa equipo para andar bajo la lluvia.

Pidiendo permiso a Cháak

“Elegimos ese nombre entre mi novia y yo. Todo nació a raíz de un viaje que hicimos en bicicleta, en Mérida, en el cual yo fabriqué mi propio equipo. Puse una máquina de coser con mi propio equipo, con cero conocimientos de lo que estaba haciendo, pero decidí hacer mis propias cosas. La intención de este viaje era ir rodando de cenote en cenote y poder practicar buceo libre y apnea. Como era un viaje en bicicleta que tenía que ver con el mundo subacuático, nos gustó mucho el nombre.  Sobre todo, poque cada que entramos al cenote le pedimos permiso a Cháak, para que nos deje entrar a su mundo, en este caso al inframundo”, relata el fundador de Cháakgear.

Abraham Sleman es ingeniero mecánico de profesión. Siempre le ha gustado fabricar cosas. Antes de aprender a coser sabía manejar el horno, las fresas y varios equipos de manufactura. La costura, en este caso, entró como un proceso más para tener un producto como terminado. Así descubrió que realmente era sencillo aplicar los conocimientos en ingeniería a la maquila de textiles. Ello con la finalidad de hacer productos de altas prestaciones de resistencia y de hipermeabilidad. Es decir, todo lo que se espera de un equipo para la bici, para la aventura.

“Y que sobre todo tuviera las cosas que no se encuentran en el mercado mexicano. Esa calidad, la confección y la hipermeabilidad, que le da bastante sentido al nombre”, señala Sleman.

Aerodinámica Cháak

En Cháakgear realizan equipo para practicar bypass. “Que es como una rama del cicloturismo, en la cual las bolsas van atadas directamente a la bicicleta. No necesitas el uso de parrillas ni portabultos, sino que todas las bolsas van directamente en la bicicleta”. Es una forma un poco más ligera de viajar, pues aumenta el espacio disponible. Los viajes son mucho más cortos y las aventuras más ligeras o más rápidas.

Por otro lado, también elaboran equipos especializados en carreras de ultradistancia. Dentro de esos productos de bepacking hay varias características, como una bolsa para el cuadro de la bici hecha a la medida. “Personalizamos el equipo, bolsas para el manubrio o para el asiento. En total podemos juntar alrededor de unos 30 litros de capacidad de carga a través de bolsas que no necesitan alforjas”, dijo Sleman.

Aunque la capacidad parece poca comparado con la que te da una alforja. Sin embargo, la distribución del peso y la aerodinámica de la bicicleta son ventajas muy atractivas. “Al menos que vaya a dar la vuelta al mundo no creo usar alforjas profesionales. Voy más cómodo, más práctico, mucho mejor distribuido. A parte las bicis se ven mucho mejor”, añade.

La pandemia

En 2023 Cháakgear cumplió 4 años. En ese corto tiempo se ha enfrentado a un desafío mayor: la pandemia. La cual trajo una desventaja, la escasez de materiales. El desabasto global y debido a que la mayor parte de las materias primas son importadas, la mayoría de la producción se vio afectada. Incluso habían componentes que eran claves, y eso los retrasaba.

Por otro lado, la pandemia también les ayudó un poco, porque subió el atractivo a los deportes de outdoor, de aventura. Entonces eso también hizo que la gente llegara. Así se equilibró. “Es un balance difícil de encontrar. Podíamos tener mucha demanda, pero no podíamos cubrir los pedidos por falta de componentes o de materia prima que es fundamental para fabricar cualquier producto”, relata Sleman.

“Independientemente de eso la aceptación de la gente ha sido muy buena. Al ser un producto de la mejor calidad en cuanto a su confección y a sus materiales; eso ha logrado distinguirlo para que las personas nos tengan confianza y tengan una opción más nacional, que se compare a las marcas tope del extranjero”.

Evolución ciclista en la CDMX

Para Sleman ser ciclista es una aventura de prácticamente toda la vida. Desde que aprendió a andar sin rueditas no ha bajado de la bici, aprendió desde los 6 o 7 años. Ha tenido la oportunidad de viajar en compañía y en solitario, enfocándose principalmente en el cicloturismo. Su experiencia ha sido totalmente autodidacta y le ha llevado por varios tropiezos. No obstante, con un poco de conocimiento, se acercó a tiendas y a personas que conocen del tema y eso lo condujo a otros lugares.

A través de esas experiencias pudo observar que “ha habido una evolución magnífica en la Ciudad de México, con más ciclopistas. A raíz de la pandemia hay lugares más específicos, más gente con la intención de andar en bici”.

Importa la ruta, no el destino

La bici se ha convertido en parte fundamental de la vida de Sleman. Para él, es una extensión de su cuerpo. “Nosotros acabamos donde las llantas están teniendo contacto con el pavimento y sentimos cada bache, sentimos cada imperfección del terreno, así como sentimos la libertad de que nos lleve a un lugar que sería muy complicado llegar por nuestros propios medios”.

“En la bici no solamente importa el destino, sino todo lo que pasa en la ruta. No es solamente llegar de un punto A a un punto B en el menor tiempo posible. Todo lo que hay en el intermedio se disfruta y se vuelve parte de tu vida. Desde que sales y das el primer pedaleo en la bici ya estás en el viaje. Ya estás disfrutando de la libertad y de la potencialización de tus habilidades físicas”.

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