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Microplásticos, un enemigo invisible en nuestro entorno

MICROPLÁSTICOS


Hoy en día, la producción mundial de plástico alcanza los 300 millones de toneladas anuales, pero solo el 9% se recicla. La mayoría de los residuos terminan en vertederos, donde se fragmentan por efectos ambientales, formando los llamados microplásticos

El plástico es parte esencial de nuestra vida cotidiana: lo encontramos en la ropa, en los artículos de oficina y hasta en los alimentos que consumimos. Su historia se remonta a las primeras décadas del siglo XX, cuando la industria petroquímica comenzó a investigar usos para los residuos del procesamiento del petróleo. El polietileno emergió como una solución flexible, resistente, ligera y económica, dando paso a la producción masiva de otros plásticos como el policloruro de vinilo, el poliestireno y el polipropileno.

¿Qué son los microplásticos?

Según la Agencia de Protección Ambiental de EUA (EPA), los microplásticos son partículas de plástico de entre 1 nanómetro (nm) y 5 milímetros (mm). Para ponerlo en perspectiva, el diámetro de un cabello humano es de aproximadamente 15 a 170 nm, lo que significa que un microplástico podría caber hasta 15 veces en la punta de un solo cabello.

Estas diminutas partículas se han encontrado en el agua, los ecosistemas y organismos acuáticos. Investigaciones han revelado que la miel y el azúcar pueden contener hasta 32 fragmentos de microplásticos por kilogramo, mientras que en agua embotellada se han detectado hasta 241 partículas por litro.

Consecuencias en los seres vivos

Estudios indican que micropartículas de poliestireno (entre 70 nm y 5 µm) pueden acumularse en peces, generando estrés oxidativo, alteraciones metabólicas y celulares. En humanos, los microplásticos menores a 10 µm pueden acumularse en las células, mientras que los mayores a 150 µm afectan el sistema inmunológico e inflaman el intestino.

Además, contienen compuestos tóxicos como cloruro de vinilo, acrilamida y bisfenol A, conocidos por sus efectos carcinogénicos y mutagénicos.

Ante este problema, la solución está en nuestras manos. Reciclar, reutilizar y reducir el consumo de plástico, optar por materiales biodegradables y fomentar un consumo responsable puede marcar la diferencia. Como sociedad, el desafío es claro: enfrentar el impacto de los microplásticos antes de que sea demasiado tarde.

Cada acción cuenta. El cambio empieza contigo.

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