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Glaciares en peligro, la otra cara de la crisis del agua

GLACIARES


El acelerado derretimiento de los glaciares amenaza la seguridad hídrica global. Afecta a millones de personas y ecosistemas, mientras México enfrenta la inminente desaparición de sus últimas reservas de hielo

Por el Dr. Carlos Javier Escudero, académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)

Este 2025, el llamado del Día Mundial del Agua (22 de marzo) gira en torno a la conservación de los glaciares, esas gigantescas masas de hielo que cubren cerca del 10% del planeta y almacenan el 70% del agua dulce del mundo. Sin embargo, lejos de ser eternos, los glaciares se están desvaneciendo a un ritmo alarmante.

Estas reservas heladas son esenciales para el equilibrio del ciclo hidrológico. Al derretirse de forma natural, alimentan ríos, lagunas y acuíferos. De hecho, “alrededor de 2 mil millones de personas dependen de estas fuentes de agua”, de acuerdo con informes de la ONU. No obstante, el cambio climático ha roto ese equilibrio. La pérdida de masas glaciares se ha acelerado en los últimos años, como lo demuestra un dato inquietante: la NASA reportó que 2024 fue el año más cálido jamás registrado desde que se llevan estadísticas.

Actualmente, el planeta es 1.2 °C más cálido que en la era preindustrial. Aunque pueda parecer poco, la diferencia es crítica. “Limitar el aumento de la temperatura global a no más de 1.5 °C ayudaría a evitar los peores impactos climáticos y a mantener un clima habitable”, alerta la ONU. Sin embargo, la tendencia es preocupante. Entre 2011 y 2020 se registró el periodo más cálido hasta la fecha, y todo indica que la presente década lo superará.

El deshielo tiene consecuencias devastadoras

Solo los glaciares de alta montaña contienen suficiente hielo para elevar el nivel del mar en casi medio metro. A esto se suma un fenómeno en cadena: “más masa oceánica encamina a mayor absorción de calor y energía, el calor almacenado en el océano hace que el agua se expanda y también contribuye al aumento del nivel del mar, lo que indica un ciclo catastrófico”, explica National Geographic.

En apenas cinco décadas, se han perdido cerca de 10 billones de toneladas de hielo, provocando un incremento del nivel del mar de 30 milímetros. Las mayores pérdidas se han registrado en Alaska, Groenlandia, el sur de los Andes y regiones árticas de Canadá y Rusia. Entre 2022 y 2023, se esfumaron 600 millones de metros cúbicos de agua glaciar, una cifra equivalente a tres veces el volumen total de hielo de los Alpes.

México también ha sentido el golpe. El glaciar Ayoloco, en el Iztaccíhuatl, desapareció en 2018, dejando atrás lagunas secas y comunidades sin una fuente natural de agua. Hoy, el glaciar del Pico de Orizaba está en riesgo. Eso nos lleva a identificar zonas que padecerán de la pérdida de agua, de recarga a mantos freáticos y para la alimentación a cuerpos superficiales, lo que generaría un gran impacto para la biodiversidad.

La situación nos debe conducir a la reflexión de que el agua, ya sea líquida, gaseosa o sólida, tal como se encuentra en los glaciares, es un recurso frágil, cuya disponibilidad y calidad condiciona las actividades productivas, la conservación de ecosistemas y la supervivencia humana. ¡Cuidemos el recurso hídrico en todas sus formas!

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