Conoce 3 proyectos de desalinización en México

Más del 25% de la población global no tiene acceso agua dulce en el mundo. La desalinización en México es una medida que comienza con una estrategia que incluye 17 proyectos de infraestructura hídrica. Entre ellos, destacan tres plantas desalinizadoras que podrían cambiar el panorama del acceso al agua en zonas áridas y costeras del país
Tres plantas clave para el futuro hídrico del país
1. Desaladora Rosarito, Baja California
Ubicada en una de las zonas más afectadas por la escasez, esta planta dotará de agua potable a Tijuana y Rosarito. La inversión total es de 12,000 millones de pesos. Se prevé que la licitación arranque en octubre de 2025 y las obras comiencen en noviembre del mismo año. Su objetivo es aliviar la presión sobre las fuentes tradicionales de agua en la región.
2. Planta desaladora Los Cabos, Baja California Sur
Este proyecto tiene una capacidad de producción de 250 litros por segundo y una inversión estimada de 1,455 millones de pesos. Actualmente se encuentra en fase de diseño, construcción y operación, y representa una solución concreta para atender el crecimiento turístico y urbano del destino.
3. Planta MSMT/Biturbo en Rancho San Lucas
También en Baja California Sur, esta planta será capaz de generar hasta 300 m³ diarios de agua potable desalinizada. Utilizará tecnología MSMT/Biturbo y está dirigida a cubrir necesidades locales de manera sostenible.
Estas tres plantas son parte de una inversión nacional de 122,600 millones de pesos entre 2025 y 2030, como parte del Plan Nacional Hídrico, que busca beneficiar a más de 36 millones de personas. Esta inversión representa aproximadamente el 22.46% del monto total proyectado a nivel global para 2025, según estimaciones de mercado de Fortune Business Insights.
México comenzó a incorporar tecnologías como la ósmosis inversa, la electrodiálisis y sistemas híbridos, en línea con las principales tendencias globales. También se impulsa la adopción de membranas avanzadas y la integración de energías renovables, buscando no solo eficiencia hídrica, sino también energética. Este enfoque se alinea con la visión internacional de reducir emisiones, gestionar residuos y utilizar energías limpias.
Más allá del anuncio, se necesita seguimiento
Durante la conferencia matutina del 30 de abril, el titular de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Efraín Morales López, detalló que se destinarán 186 mil 567 millones de pesos a infraestructura hídrica en el sexenio. De esa cifra, 122 mil 600 millones serán para obras de agua potable y 60 mil millones para la tecnificación de distritos de riego. Aunque la cifra es relevante, la historia reciente demuestra que muchas veces los grandes anuncios no se traducen en obras concretas.
Por ello, el monitoreo ciudadano, el periodismo, las organizaciones civiles, la academia y también el sector privado deben participar activamente en el seguimiento de estos proyectos. Es fundamental exigir transparencia, cumplimiento de plazos y rendición de cuentas. Las promesas deben convertirse en realidades palpables.
La desalinización no es una solución mágica ni suficiente por sí sola, pero es una pieza clave en el rompecabezas de la seguridad hídrica. Si se implementa correctamente, puede garantizar acceso al agua en regiones que hoy enfrentan serias limitaciones. Sin embargo, será el involucramiento social y la vigilancia activa lo que determine si estas inversiones se convierten en soluciones reales o en promesas incumplidas.
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