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Hacia una cadena de suministro sostenible

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Hacia una cadena de suministro sostenible

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Investigadores del MIT buscan crear condiciones más ecológicas para quienes trabajan en las cadenas de suministro o dependen de ellas

“Los consumidores son los que mueven la cadena de suministro. Estamos analizando cómo las empresas pueden brindar transparencia para involucrar a los clientes en su estrategia de sustentabilidad”, señala Josué C. Velázquez Martínez, investigador del Massachusetts Institute of Technology (MIT).

El también director del Laboratorio de Cadena de Suministro Sostenible, indica que una forma es un proyecto de Green Button que explora cómo optimizar los cronogramas de entrega de comercio electrónico. Esto para reducir las emisiones de carbono. Además de persuadir a los clientes a que utilicen opciones de envío de cuatro o cinco días, menos intensivas en carbono, en lugar de uno o dos días.

“Hoy en día, hay más empresas que están capturando información para construir estrategias de sostenibilidad ambiental, económica y social. Están invirtiendo en energía alternativa y otras soluciones para hacer que la cadena de suministro sea más respetuosa con el medio ambiente y están rastreando a sus proveedores e identificando vulnerabilidades clave”, comentó el investigador.

Este movimiento hacia la sostenibilidad, explicó, es impulsado tanto por personas como por empresas. Ya sea que desempeñen el papel de consumidores selectivos o de ciudadanos votantes.

Modelos de intercambio entre pares

Algunos esquemas de alquiler de moda, como medida sostenible, no siempre son tan efectivos como se promete, pues hay nuevas empresas de alquiler que tratan de aprovechar más la ropa para compensar las emisiones asociadas con la producción.

Si bien los servicios de alquiler generalmente tienen una huella de carbono más baja que las ventas minoristas, las emisiones ocultas de la logística juegan un papel muy importante.

“Primero hay que entregar la ropa y recogerla, y hay altas tasas de devolución”, dice Velázquez Martínez. “Cuando se tienen en cuenta las emisiones de limpieza en seco y embalaje, los modelos de alquiler en algunos casos tienen una huella de carbono peor que la compra de ropa nueva”, agrega.

De manera que el intercambio entre pares podría ser mejor, comenta. Sin embargo, eso depende de qué tan lejos viajen los consumidores para llegar a los puntos de encuentro. La ropa especial como vestidos de novia o de graduación sí se adaptan bien a los modelos de alquiler.

¿El comercio electrónico es más ecológico?

El comercio electrónico tomó impulso antes de la pandemia. Sin embargo, después de esta se potencializó debido a las opciones de entrega de bajo costo en un lapso corto. Se convirtió en una opción más ecológica que las compras físicas.

En 2019, el Laboratorio de Cadena de Suministro Sostenible del MIT lanzó el proyecto de Green Button para estudiar el fenómeno de la entrega rápida. De acuerdo con Velázquez, querían probar si los consumidores estarían dispuestos a retrasar sus entregas de comercio electrónico para reducir el impacto ambiental del envío rápido.

“Muchas empresas como Walmart y Target han seguido la estrategia de Amazon de pasar de la entrega en dos días a la entrega en el mismo día. En lugar de enviar un camión completamente cargado a un vecindario en varios días. Ahora envían múltiples camiones a ese vecindario todos los días, y hay más días en que los camiones apuntan a cada vecindario. Todo esto aumenta las emisiones de carbono y dificulta la consolidación de los cargadores”, comenta el especialista en sostenibilidad logística.

Consolidan estrategia de entregas

Al trabajar con Coppel, uno de los minoristas más grandes de México, Green Button se inspiró para crear el Proyecto de Consolidación de Comercio Electrónico. A partir del cual construyó un modelo matemático a gran escala para proporcionar una estrategia.

El modelo determinó qué ventana de tiempo de entrega exigía cada vecindario. Luego calculó el mejor día de entrega a cada vecindario, con la finalidad de cumplir con la ventana deseada y minimizar las emisiones de carbono. Esto ayudó a los minoristas a programar las entregas de manera más eficiente.

“Cuando realizamos una simulación de un mes comparando nuestro modelo para entregas en cuatro o cinco días con el modelo existente de Coppel para entregas en uno o dos días, vimos ahorros en el consumo de combustible de más del 50% en ciertas rutas”, señala Velázquez Martínez.

Sin embargo, los mayores recortes en las emisiones surgieron cuando los clientes estaban dispuestos a esperar varios días. Por lo que, el equipo de estudio se dio a la tarea de identificar si se les podía persuadir. Descubrieron que sí, pues muchos de estos no siempre necesitaban entregas rápidas, al tiempo de que se encontraban demasiado ocupados para abrir los paquetes de inmediato.

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