Maternidad occidental: ser madre por convicción no por presión social
En la actualidad la maternidad tardía es un fenómeno occidental. Desde esta visión, maternar no es sólo procrear, sino una forma de autodeterminación, una decisión sobre el propio cuerpo y sobre todo, tener consciencia de las responsabilidades socioafectivas, económicas y culturales que implican ser madre
“Postergué la maternidad (a los 38 y 42 años) porque tenía miedo de ser madre. No era mi meta, quería viajar, estudiar una maestría. Nunca me pasó por la mente tener un hijo. Y después entendí que tenía miedo de cuidar a alguien; no me sentía capaz de hacerlo. Dije: ‘¿por qué no?’. Tengo una estabilidad laboral, lo puedo mantener, me siento feliz, plena… Pensaba que para tener un hijo primero debía ser feliz como mujer y poder transmitir eso”, relata Karla Díaz Cortés, egresada de Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Muchas mujeres eligen la maternidad a los cuarenta años pues consideran que el factor económico, la autodeterminación, el hecho de decidir sobre su cuerpo, el cuestionamiento de la procreación y la crianza, así como la crítica al proceso mismo de maternidad son fundamentales.
Propensión cosmopolita
Para Andrea Kenya Sánchez Zepeda, investigadora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, se trata de un fenómeno “del mundo occidental”. Ya que de manera contraria, el embarazo adolescente persiste en culturas de pueblos originarios y espacios semiurbanos. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) siete de cada diez mujeres de 15 años y más manifestaron serlo. En otras palabras, el 70% de las maternidades son adolescentes.
“Es una propensión clara demográficamente, hay estudios que lo señalan, pero se trata de una tendencia cosmopolita, no global; es decir, concentrada en las grandes ciudades, no creo que ocurra en alguno de nuestros 68 pueblos originarios o en otras realidades que son semiurbanas, porque la situación ahí es inversa: el embarazo adolescente persiste”, resalta Kenya Sánchez.
Según información de 2022 del INEGI, 35 millones 221 mil 314 son madres en México. Esto representa alrededor del 52% de la población total de mujeres mexicanas. O sea que casi la mitad de las féminas no son madres. En ese sentido, en el mundo, según la investigadora, la religión influye en la decisión de ser madre. Por ejemplo, en Asia prevalecen algunos corpus religiosos, espirituales, de carácter ético o moral que determinan el proyecto de vida de las personas.
Por su parte, Karla Díaz Cortés narra que se enfrentó a frases como: “Oye, se te está pasando el tren” o “Ya cuando tengas al hijo, ahí te sale el instinto”. Pero al paso del tiempo se dio cuenta que se debe tener conciencia clara de que ser madre es una gran responsabilidad. Implica sacrificar tiempo para alguien más. A los cuarenta años ella ya sabe lo que hizo y lo que le falta por hacer. “Sean madres por convicción, no por presión social; yo me fui ‘preparando’ para serlo, porque no me lo imaginaba”, asegura.
No ser madre, una elección
“Soy una mujer de 43 años que ha decidido no maternar, no procrear. Y cuando escuchas las razones del por qué no, van muy equiparadas con la conciencia de la crianza como práctica sociocultural mucho más realista, ya no tan romántica, tan sumisa, como decir: ‘los hijos que Dios me dé’, ‘soy mujer y tengo que darle hijos al mundo’; ya esas posturas han sido rebasadas”, cuenta la académica Kenya Sánchez.
Muchas parejas eligen procrear para tener a alguien que en un futuro les cuide. No obstante, para la investigadora esto es violento y poco consciente de la independencia de las hijas o hijos. Pues muchos de éstos abandonan u olvidan a sus progenitores. “Hoy muchas personas de la tercera edad se hallan en el abandono y la soledad”, resalta Sánchez.
“Nos dicen: ‘oye, ¿qué no tienes miedo a quedarte sola?, ¿quién te va a cuidar de grande?’ No se dan cuenta que están tomando una decisión sobre una vida que no existe y le adjudican una responsabilidad; es egoísta y violento que, sin haber nacido, se le asuma a esa persona una responsabilidad”, comenta.
Para la investigadora, la crianza es un proceso que determina responsabilidades socioafectivas, económicas, culturales, incluso institucionales. Donde también se toma en cuenta cómo experimentaste ser sujeto de crianza de tu figura parental.
En 1922, el entonces secretario de Educación Pública José Vasconcelos y el periodista Rafael Alducin propusieron establecer el Día de las madres en México, con la intención de homenajearlas.
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