Ante la incertidumbre asociada a la escasez mundial de alimentos y la búsqueda de disminuir las emisiones de dióxido de carbono, se han desarrollado nuevas formas de producción de nutrientes, ambientalmente sostenibles y que garantizan el bienestar animal. Ejemplo de ello, es la producción de carne con biorreactores

La producción de proteína animal en biorreactores es una de las nuevas y más prometedoras alternativas que se desarrollan (a nivel mundial), para la obtención de este tipo de alimento. Esta área aún requiere de investigación y surge de la necesidad inminente que tiene el sector agroindustrial de generar nuevas e innovadoras tecnologías. Asimismo, que respondan a los problemas de abastecimiento de carne y de contaminación ambiental que se generan durante el pastoreo y en las granjas de producción.

Consumen mexicanos más de 50 kilos de carne

La producción de carne roja genera impactos muy negativos en el planeta. La liberación del metano que generan los animales rumiantes durante la digestión, contribuye al efecto invernadero. Ello ocasiona patrones climáticos alterados y mayores tensiones ambientales que afectan el suelo, aire y el agua (salinidad del suelo, sequía, etcétera).

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Argentina son los cuatro países que superan los 100 kg de consumo de carne por persona al año. En tanto, en México el consumo es de 50-100 Kg de carne por persona al año; a la par, seguramente hay marcadas diferencias entre los estados de la república.

Desgraciadamente, la FAO pronosticó en 2009 que la producción mundial de carne se podría incrementar a más del doble. Al pasar de 229 millones de toneladas en 1999 a 465 millones de toneladas para 2050. Lo cual representa un gran riesgo para el planeta.

¿Cómo se produce la carne con biorreactores?

Según un artículo,  el cultivo de carne comienza con la obtención de las células de los tejidos animales (generalmente musculares). Para lograrlo, es necesaria obtener una muestra de células animales, por medio de una biopsia. Las células extraídas son llevadas al laboratorio y posteriormente caracterizadas y dispuestas en bancos celulares. Este proceso se realiza una sola vez y no se requiere estar haciendo una biopsia cada vez que se inicia la producción masiva de los tejidos animales.

Los biólogos Carolina Zuleta-Castro y Mario Rodríguez-Monroy, de la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), respectivamente, realizaron el estudio. Según los investigadores, las células aisladas demandan el abastecimiento de nutrientes, entre los que se incluyen proteínas, sales minerales, glucosa, lípidos y otros, indispensables para su desarrollo. En consecuencia y para garantizar dicho requerimiento, se diseñan medios de cultivo a base de suero fetal bovino, ricos en albúmina, glucosa, ácidos grasos y vitaminas. Los cuales deben contener un grupo de sustancias que regulan la proliferación y promueven el desarrollo celular, llamado factores de crecimiento.

Posteriormente comienza la etapa de proliferación, donde las células no tienen una identidad determinada (son células no diferenciadas, como las células satélite musculares) pero el medio de cultivo y el recipiente contenedor (biorreactor) les garantizan todos los nutrientes y condiciones que favorecen su desarrollo y multiplicación celular.

Luego, en la diferenciación celular se promueve la maduración del tejido producido. Se e confiere textura fibrosa, perfiles de aroma, sabor y color (gracias a las células adiposas). En última instancia, se lleva a cabo la formulación de los tejidos obtenidos con otros ingredientes de origen vegetal, aglutinantes, saborizantes o funcionales que, al ser incorporados e impresos, mediante una tecnología de impresión en 3D, derivan en productos alimenticios.

¿Cuánto costaría?

Sin embargo, existen dos detalles muy importantes. Es necesaria más investigación para definir si los componentes son aptos para la alimentación humana. Y, por otro lado, también hace falta conocer si es costo sería menor a la producción de carne actual. Muy probablemente en los años venideros tendremos la oportunidad de comer carne producida en biorreactores; y ser testigos de una nueva forma de producción de carne.

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