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“Guardianas del agua”: inseguridad hídrica y mujeres

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“Guardianas del agua”: inseguridad hídrica y mujeres

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“La lucha por el agua es una lucha madre, una sostenedora de todas las luchas, de ahí se desprenden muchas otras luchas”, dice en su relato Pilar, de Cabildo, en “Guardianas del agua“, una obra de Macarena Salinas Camus e Isaura Becker Rodríguez, donde muestran la relación de la inseguridad hídrica y el papel clave de las mujeres

Pilar da cuenta de algo que hoy parece evidente, frente a la prolongada sequía que ha afectado a Chile desde el 2010, que ha visibilizado injusticias largamente olvidadas.

Los relatos de vida de las “Guardianas del Agua” narran una memoria común: el agua y los sistemas de abastecimiento hídrico en contextos de escasez, que no cumplen con ser seguros, confiables, adecuados y/o asequibles.

Al mismo tiempo, el agua fluye y se concentra en las actividades extractivas más rentables. En este contexto de desigualdad, la falta de agua que se vive en los hogares se traduce en una reestructuración completa de la vida cotidiana de sus integrantes.

31 voces femeninas y el agua

Las autoras profundizan en la problemática del agua desde las voces de 31 mujeres. En quienes, a pesar del rol clave que siempre han tenido, poco se ha indagado respecto a las luchas y los aprendizajes que han vivenciado.

La situación experimentada por Chile tampoco es inédita. Sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) han tenido un impacto concreto en el planeta, haciendo inequívocamente responsables del calentamiento de la atmósfera, el océano y la tierra a todos los habitantes del planeta, incluyendo a Chile.

De esta manera han desencadenado eventos extremos cada vez más frecuentes e intensos, como es la sequía experimentada en la zona central del país latino.

En ese sentido, las mujeres realizan un esfuerzo cotidiano a través del acarreo de agua en baldes y botellas desde quebradas, ríos, vertientes y lagunas; la compra de agua purificada en bidones o botellas; así como de reutilizar el agua del lavado de loza y ropa con mangueras o baldes.

No sólo realizan esas actividades, sino que acumulan agua de lluvia con mallas Raschel; hierven agua en teteras, ollas y/o hervidores; acumulan agua de lluvia de las goteras del techo y canaletas del hogar con baldes y agua reciclada en baldes y estanques; además de limpiar estanques familiares y comunitarios, entre otras más.

A lo largo de los relatos las mujeres señalan las múltiples consecuencias que desencadena la inseguridad hídrica en la vida cotidiana. Específicamente, en el trabajo doméstico, trabajo productivo, trabajo comunitario, salud física, salud mental y alimentación.

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