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Equidad de género

Utiliza la extrema derecha al feminismo para afianzar racismo y antimigración

extrema derecha y feminismo


El ascenso de la extrema derecha y otras formas de autoritarismo se apuntala en el mundo; y encuentra en el feminismo un instrumento para fortalecer sus discursos racistas, antimigratorios, antiecologistas, antisindicalistas y de distintos derechos conquistados gracias a la movilización social.

La llegada de Milei a Argentina, la cuarta reelección de Daniel Ortega en Nicaragua, la búsqueda de Donald Trump a la candidatura republicana a la presidencia de Estados Unidos, la postulación de Le Pen en Francia, así como la presencia de Vox y el Acuerdo del Partido Popular en España, da cuenta de una encrucijada desafiante para las mayorías en condiciones de inequidad y en constante búsqueda de conquistar sus derechos.

Juegan con el miedo a través del feminismo

“La apropiación del ‘feminismo‘ de nuevas figuras, particularmente mujeres, permite a los partidos de extrema derecha legitimar un proyecto político de seguridad antiinmigración, jugando con el miedo de la opinión pública donde ‘la mujer blanca y frágil sería amenazada por un colonizado salvaje e hiper viril’, o, por ejemplo, ‘representar el islam como una amenaza para los valores occidentales y los derechos de las mujeres y personas LGBTI‘”, explica Alba Sud, centro de investigación barcelonés.

Tan sólo en Francia, actualmente se está utilizando informes del Instituto Nacional de Estadística y Estudios que denuncian la proporción de extranjeros involucrados en agresiones sexuales en el transporte parisino. Esta es una forma de apoyar el discurso islamófobo y racista a través de una aparente lucha por los derechos de las mujeres. Un claro ejemplo de ello es la última portada de ‘Valeurs Actuelles’ revista semanal de opinión de extrema derecha.

Esto concuerda con lo señalado en el último libro de Clara Serra, donde explica cómo ‘los delitos de violencia sexual en las democracias actuales desencadenan con mayor facilidad la demanda social de fuertes castigos. Y la violencia sexual contra las mujeres es, muy a menudo, la baza perfecta para las derechas y las extremas derechas para reforzar políticas penales, para criminalizar poblaciones migrantes y defender la prisión permanente o la pena de muerte’.

Mito: el feminismo divide

Una idea muy constante en la arena pública es que el feminismo divide. Sin embargo, cualquier “ismo”, la adhesión a una doctrina, de algún modo divide, en el sentido de que al identificarte con ese conjunto de ideas significa que no te adhieres a las ideas contrarias. Este discurso tan difundido en el mundo y desde diversas perspectivas, convierten la desigualdad de género en una guerra de sexos donde el feminismo sería el causante del conflicto entre hombres y mujeres.

De acuerdo con Núria Alabao, esto incide sobre todo entre la población más joven, ya que se encuentran en un momento de construcción de su identidad y experimentación con el género. De hecho, según la última encuesta del Centro de Estudios de Opinión realizada en Cataluña “los chicos de la generación Z creen que la sociedad les discrimina por ser hombres y que el feminismo ha llegado demasiado lejos”.

De ahí que nacen figuras de ultraderecha como Eric Zemmour, seguidor de teorías masculinistas, o influencers feministas pseudo-activistas como Thaïs d’Escufon, que promueven un discurso retrógrado inspirado en la visión católica de la feliz ama de casa, acentúan la polarización del debate público y permiten popularizar un nuevo feminismo de la derecha.

Ante ello, las teorías feministas sugieren apuntar en la importancia de introducir la cuestión de clase u otros factores como la raza o el estatus migratorio para comprender las opresiones de género, incluyendo las de los hombres.

Realidad: una ultraderecha que divide y violenta

Por otro lado, según Alba Sud, en Argentina están censurando la difusión de los derechos reproductivos, cuestionando la educación sexual; se está retirando financiamiento a instrumentos de protección a las víctimas de violencia de género y sexual como la línea 144.

En tanto, en El Salvador, el presidente Nayib Bukele arremete contra la perspectiva de género y la saca de las escuelas públicas del país. El titular del Ministerio de Educación del país confirmó que “todo rastro de la ideología de género lo hemos sacado de las escuelas públicas”. Esto sin dar detalles sobre las implicaciones de esta decisión en uno de los países que cuenta con una de las tasas de muertes violentas de mujeres más altas en la región.

Mientras que Israel quiere ocultar las violaciones de los derechos humanos del pueblo palestino mostrando una imagen de modernidad, materializada por la vida gay israelí. Por ejemplo, la principal agencia de turismo gay de Israel, Outstanding Travel, promueve Tel Aviv como un lugar de “libertad sin límites”. En ese marco, Israel a través de Dana Internacional arguyó que “quien no condena a Hamas, está en contra de la comunidad LGBTI”, de esta manera se coloca como defensor de los derechos de la comunidad rosa, logrando también el voto de ésta.

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