Se vive una sequía extrema y escasez de agua en Argentina, Uruguay y Chile, en los últimos cuatro meses la región ha recibido menos de la mitad de la precipitación media (44%), resultando en los niveles más bajos en 35 años

En combinación con altas temperaturas, esto ha provocado pérdidas generalizadas de cosechas y el difícil acceso al agua. De ahí que también pone en riesgo la salud de las personas, la seguridad alimentaria y los ecosistemas.

A raíz de ello, un equipo de científicos provenientes de Argentina, Colombia, Francia, Estados Unidos, Países Bajos y Reino Unido se dieron a la tarea de realizar un estudio. Buscaron en qué medida el cambio climático inducido por el ser humano ha provocado la escasez de precipitaciones que ha llevado a una sequía extrema. Se centraron en octubre, noviembre y diciembre de 2022 debido a que es la temporada más grave.

Descubrieron que el cambio climático no es el principal impulsor de la reducción de las precipitaciones; sin embargo, sí del aumento de las temperaturas, la sequía y la disponibilidad de agua.

Olas de calor intensas

La probabilidad de temperaturas extremas es de 60 veces más en la región, así como su frecuencia aumenta constantemente y su origen deviene del cambio climático, según el estudio. En consecuencia, se han presentado incendios devastadores en el centro de Argentina y en Chile. Lo cual ha ocasionado que se derritan los glaciares andinos, ello ha perjudicado la calidad del aire y ha enviado columnas de humo a través del Pacífico; además de que ha propiciado la presencia del fenómeno de El Niño y La Niña en tres años consecutivos.

Disminuyen exportaciones agrícolas

En Argentina el trigo es uno de los granos más exportados, pero según informes de la Atribución Meteorológica Mundial, la sanidad de sus cultivos es la peor de los últimos 40 años. De ahí que prevén que las exportaciones agrícolas para 2023 caigan 28% respecto al año anterior. A la par, los ingresos por exportación de cereales y oleaginosas han disminuido en 61%.

Por su parte, Uruguay se ha visto afectado en mayor medida por la sequía extrema, al impactar en el 60% de su territorio. A raíz de ello en octubre de 2022 se declaró en estado de emergencia agrícola. Al tiempo, más de 75,000 personas sufren la falta de acceso al agua potable; por lo que también hace falta para los cultivos y el ganado.

De igual modo, Chile lleva 13 años de escasas precipitaciones; atraviesa la sequía más larga de la región en al menos mil años. De modo que la situación agrava la tendencia a la desecación y sitúa al país a la cabeza de la crisis hídrica de la zona.

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