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Toma protesta la primera Presidenta de México Claudia Sheinbaum, a casi 71 años del sufragio femenino

CLAUDIA SHEINBAUM TOMA DE PROTESTA


La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia marca un antes y un después en la historia de México. A casi 71 años de la conquista del sufragio femenino, una mujer gobierna la nación, llevando consigo el eco de millones de voces femeninas que durante décadas exigieron su lugar en la democracia

Hoy Claudia Sheinbaum Pardo toma la banda presidencial para convertirse así en la Presidenta Nacional de México, de la mano de Ifigenia Martínez, presidenta del Congreso General, quien se encargó de entregar la banda presidencial en el Congreso de la Unión y con la asistencia de 155 países.

Con el respaldo de más de 35 millones de votantes y con un alcance sin precedentes del 79.6% del total de los sufragios, Sheinbaum marca un hito en la política mexicana, aventajando por 32 puntos porcentuales a su más cercana contendiente. Esta elección, la número 66 en la historia de la nación, no solo simboliza un avance en términos de igualdad de género, sino también el poderío de una campaña que resonó profundamente entre el electorado.

El triunfo de Sheinbaum no llega solo. Está envuelto en una narrativa histórica que ha sido forjada por mujeres mexicanas a lo largo de más de un siglo. Este mes, el 17 de octubre de 2024, México conmemorará los 71 años del reconocimiento del derecho de las mujeres a votar y ser votadas, un derecho que hoy parece inherente, pero que fue el resultado de luchas arduas y constantes.

Décadas de lucha forjaron la paridad de género que hoy celebramos

El camino hacia la participación política de las mujeres en México comenzó a finales del siglo XIX. Cuando figuras como Laureana Wright y Mateana Murguía, inspiradas por los movimientos sufragistas del Reino Unido, publicaron textos en “Violetas del Anáhuac”. Paralelamente, mujeres como Hermila Galindo y Artemisa Sáenz levantaron sus voces a través del semanario “Mujer Moderna”, exigiendo la inclusión de las mexicanas en la vida política.

El clamor por el voto femenino se materializó en 1916 con el primer Congreso Feminista en Mérida, Yucatán. Donde se discutieron no solo derechos políticos, sino también temas como la igualdad salarial y el acceso a la educación. Ese mismo año, Hermila Galindo presentó una propuesta al Congreso Constituyente en Querétaro para exigir el sufragio femenino. A pesar de que su demanda no fue aprobada, su discurso sentó las bases para las generaciones futuras.

Durante las décadas siguientes, el esfuerzo no cesó. En 1922, Rosa Torre González fue la primera regidora de México, y un año más tarde, Elvia Carrillo Puerto y otras dos mujeres se convirtieron en las primeras diputadas estatales en Yucatán. A pesar de estos avances, el derecho al voto femenino a nivel federal seguía siendo negado.

Se emite el primer voto femenino en 1955

El presidente Lázaro Cárdenas propuso por primera vez la reforma del artículo 34 constitucional para otorgar el voto a las mujeres en los años 30. Pero no fue hasta la presidencia de Adolfo Ruiz Cortines, en 1953, cuando finalmente se aprobó esta reforma. El 17 de octubre de ese año, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto que garantizaba a las mujeres mexicanas el derecho a votar y ser votadas. Logrando con ello que el 3 de julio de 1955 las mujeres emitieran por primera vez su voto en México.

Desde entonces, la representación política de las mujeres ha crecido y, muy recientemente, de manera exponencial. Hasta 2023 México contaba con 250 diputadas y 63 senadoras, consolidándose como uno de los países con mayor paridad de género en sus cuerpos legislativos, según datos de la Cámara de Diputados. Además, 9 mujeres gobiernan actualmente sus estados, y en las elecciones de 2024, dos mujeres se enfrentaron como candidatas presidenciales con posibilidades reales de ganar, un logro impensable hace décadas.

Hoy, el ascenso de Claudia Sheinbaum a la presidencia es un testimonio del impacto que ha tenido esta lucha por la paridad política. Su victoria no solo se destaca por los números, sino también por lo que representa: el cumplimiento de una larga deuda histórica con las mujeres mexicanas. Al asumir el cargo más alto del país, Sheinbaum lleva consigo el legado de todas aquellas que pelearon por el derecho a ser parte de la vida política de México.

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