El campo mexicano, entre la pobreza extrema y los retos del comercio internacional: Julio Berdegué
México enfrenta un panorama complejo en el sector agrícola. Con más de 6 millones de personas en pobreza extrema en el campo mexicano, con un número inexacto de jornaleros, además de la informalidad en cultivos de exportación como el aguacate y la sequía
En palabras de Julio Berdegué, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), “una herida espantosa y una realidad intolerable”. “Con los jornaleros agrícolas tenemos un problema muy serio. Son tan invisibles que ni siquiera tenemos un dato exacto de cuántos son”, explicó.
Según estimaciones, alrededor de 2.3 millones de personas laboran como jornaleros, de las cuales 400 mil son mujeres. Berdegué adelantó que ya trabajan en una estrategia para reconocer sus derechos.
Productores de maíz, los más afectados
Por otro lado, el impacto de las políticas comerciales a lo largo de tres décadas bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ahora T-MEC, sigue siendo objeto de debate. Analistas coinciden en que el campo mexicano ha sido el gran perdedor, particularmente en el caso del maíz, alimento básico para las familias mexicanas.
Desde 1994, la apertura comercial ha generado una disminución en la tierra destinada a su cultivo, un estancamiento en la producción y un aumento desmedido en las importaciones. Hoy, uno de cada dos kilogramos de maíz consumido en México proviene del extranjero, principalmente de Estados Unidos.
El TLCAN, que entró en vigor el 1º de enero de 1994, promovió la liberalización total del comercio agropecuario. Sin embargo, su implementación coincidió con la contrarreforma al artículo 27 constitucional, que facilitó el acaparamiento de tierras campesinas. Este contexto histórico, según organizaciones como Grain y Bilaterals.org, profundizó la vulnerabilidad del campo mexicano.
El panorama actual no deja de sumar complicaciones
Apenas el 20 de diciembre de 2024, México perdió un panel de solución de controversias en el T-MEC sobre las restricciones al maíz transgénico, lo que podría tener implicaciones profundas para la soberanía alimentaria y los productores locales.
La transformación del campo mexicano exige soluciones integrales que aborden tanto los retos históricos como los desafíos contemporáneos, en busca de una mayor equidad y sustentabilidad. Asimismo, a pesar de los desafíos, el funcionario Berdegué niega que exista un colapso total: De ahí a decir que “hay un campo en crisis, colapsado, no lo comparto”.
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