91% de plásticos en América Latina contaminan el medio ambiente
En los últimos veinte años, la producción de residuos plásticos se ha duplicado hasta alcanzar las 350 toneladas anuales, de acuerdo con un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). A la par, según Beeok, solo el 91% de los plásticos en América Latina termina en vertederos, es incinerado o bien se liberó al medio ambiente
La OCDE añade que de seguir con el ritmo de consumo actual sin un plan óptimo de gestión de los desechos plásticos este volumen aumentará hasta llegar a 1,014 millones de toneladas para el año 2060. Si se considera que América Latina es el cuarto mayor productor de desechos plásticos a nivel mundial, según datos del Foro Mundial de la Naturaleza (WWF), se hace necesaria la economía circular.
“Promover la economía circular y por ende, el reaprovechamiento de estos materiales, si bien representa un reto para la sociedad, es hoy la única opción viable que tenemos contra la contaminación plástica. Por lo que urge crear conciencia y modelos de negocio sostenibles para alcanzar ese objetivo”, afirma Cristian Bustos, CEO y cofundador de Beeok.
En México sólo el 27% de los plásticos consumidos es reciclado
En el caso de México, el consumo de plásticos es de 5.9 millones de toneladas año tras año según datos de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (ANIPAC). No obstante, su más reciente Estudio Cuantitativo de la Industria del Reciclaje de Plásticos en México indica que el año pasado se reciclaron 1 millón 682,913 toneladas de materiales. Lo cual representa alrededor de 27% del total consumido. Mientras que durante 2019 esta cifra se ubicó en 1 millón 913,710 toneladas.
Lo anterior muestra la necesidad de incentivar la gestión de la huella plástica en el país a través de iniciativas y herramientas tecnológicas puntuales.
“Si bien México cuenta con legislaciones puntuales a este respecto, aún falta mucho por hacer. Quizás uno de los grandes inconvenientes que tiene el país es que aún falta infraestructura adecuada para la gestión del reciclaje; y la disposición incorrecta de residuos plásticos que, de seguir a este ritmo, provocarán grandes impactos negativos en los ecosistemas”, advierte Bustos.
Salud humana y de ecosistemas
Cabe destacar que cada ser humano consume anualmente entre 78 y 211 mil partículas de microplásticos provenientes de diferentes fuentes como el agua embotellada, el aire y alimentos como pescados y mariscos. Esto de acuerdo a datos del portal de estadísticas en línea Statista GmbH. Lo anterior podría provocar severos daños a la salud tanto para los humanos como para la vida animal.
Urge aumentar el compromiso para que organizaciones e individuos adopten acciones como aplicar los programas de 3R (reducir, reutilizar y reciclar), tratar de generar residuos lo menos posible y, sobre todo, fomentar la economía circular. Es decir, desde que se diseña un producto o un proyecto se debe pensar en cómo conceptualizarlos para que no generen residuos.
El papel de la tecnología
Para contribuir a esto la tecnología tiene un rol fundamental en la transición de las empresas hacia la sostenibilidad. Hoy el uso de tecnologías como el Software as a Service, la red 5G, Internet de las Cosas (IoT), Big Data, Inteligencia Artificial y Blockchain tienen el poder de marcar una gran diferencia en la protección del medio ambiente a través de la gestión de diferentes indicadores de sostenibilidad incluidos la huella plástica y de emisiones contaminantes.
A través de los sistemas de gestión se pueden establecer políticas y planes de clasificación, de separación y de disposición final de residuos; además permiten establecer rutas y la forma en cómo las compañías pueden cumplir con las normas en cuanto a manejo de residuos. De hecho, estas tecnologías mejoran el cumplimiento normativo de las empresas en un 40%.
Actualmente Beeok, en colaboración con la consultora mexicana de sostenibilidad, Green Tank, tienen activa una iniciativa que consiste en el desarrollo e implementación de una herramienta tecnológica para gestionar los desechos plásticos y gases de efecto invernadero. Con la finalidad de evitar que estos materiales tengan como destino los mares y el aire de la región.
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