Espacios públicos en El Salvador, una nueva realidad urbana

Después de años de inseguridad pública, la gente estaba ávida de espacios públicos en El Salvador, para socializar y vivirse plenamente. En un país donde por muchísimos años se estuvo en un tormento imposible de entender, excepto para quien tuvo la desdicha de vivirlo
Así relata Santiago Carpio, primer director de la Agencia de Desarrollo y Diseño de Nación, en SmartMinds Podcast. La vocación de Carpio nació del diseño y evolucionó hacia una arquitectura comprometida con las necesidades reales de la población. A partir de ello su percepción va más allá de un conjunto de estructuras, para él se trata de un espacio vivido. Es entenderla como urbs, como chívitas, como polis y no solamente como elemento construido.
Desde su posición lidera un equipo multidisciplinario que ha proyectado más de 4.5 millones de metros cuadrados en dos años. Especialmente, las microintervenciones, lugares donde “las personas están, las personas vuelven”. Son espacios en los que la población festeja un cumpleaños y hoy dice con orgullo: “El salvadoreño está orgulloso de ser salvadoreño”.
Para Carpio, construir es acompañar. Y en cada paso, la ciudad —esa polis viva— se transforma junto a su gente.
Equipo diverso para perspectivas amplias
Su equipo está conformado por especialistas en antropología, sociología, economía, arquitectura y planificación, con diferentes enfoques y desde visiones de distintos países. Debido a que no se trata de apoyar todo como si fuera el mobiliario de una sala, todo nuevo. “Al contrario, hay que empezar a entender, en primer lugar, los matices y, sobre todo, pensando en América Latina. Es muy importante partir de las necesidades reales”.
Por ejemplo, la del agua. Carpio relató un proyecto de construcción de olas, en el que tuvieron que analizar la subida y bajada de la misma. A partir de conocer las necesidades del río, pudieron pensar en un soporte tecnológico para ir más allá de un desarrollo económico y llegar a un buen control ambiental.
Mal llamadas “ciudades inteligentes”
Para él académico y arquitecto, la “inteligencia es una virtud, y esto no puede ser algo solamente de la ciudad matérica —como muchas veces se ha vendido—. La ciudad inteligente era cambiar a LED, era una simple racionalización energética, que está muy bien, pero el día que se hace inteligente: ¿cómo te vas a llamar así si solamente hiciste una parte de la eficiencia energética? Cuando realmente te conviertas en eso, te va a quedar chico el nombre”.
En 2011 Carpio participó en la elaboración del primer protocolo de ciudades inteligentes, con el cual trabajaron en las ciudades de California y Barcelona. En términos de la nueva anatomía de la ciudad, trataron de asociar todos los bemoles, todas las características que debían tener este tipo de urbes.
Enfoque en las personas y no en las empresas o gobiernos
A lo largo de estos 15 años de experiencia, sucedió que las compañías apostaron por realizar grandes inversiones, “haciendo creer que con algunos artilugios digitales enlazados con o sin Smart Grid (redes eléctricas inteligentes), pudiera la ciudad ser o tender a la autogestión. Cuando en realidad todos esos fracasos no hacen otra cosa que afectar la Asamblea General de Naciones Unidas”.
Carpio hizo referencia al trabajo continúo durante cinco años en una búsqueda por implementar las Smart Cities centradas en las personas, poniendo sobre la mesa de la Asamblea que hacían falta líneas guías centradas en ellas. Sin embargo, la votación no era del todo favorable, justo luego de los fracasos enfocados en las empresas, los gobiernos y no en las personas.
De ahí que Carpio recomienda tratar de entender cuáles son las realidades de donde se busca implementar una ciudad inteligente, eso indicará por dónde comenzar. También reconocer la necesidad medioambiental de cambiar de mentalidad. Señala que es importante no olvidar de dónde venimos ni quiénes somos. “Porque si no vamos a querer copiar algo creyendo que es algo perfecto cuando cada uno de nosotros tiene un guante para una mano”, asimismo, recalcó que no hay naciones chicas, donde hay sueños.
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