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De la mitigación a la adaptación inclusiva

adaptación inclusiva


Han sido 12 años desde que empecé a involucrarme en la lucha contra el Cambio Climático

Diego Reyeros*

Desde la organización de manifestaciones juveniles, pasando por la facilitación de talleres creativos y la aceleración de startups de impacto, hasta el cabildeo de política climática internacional. Siempre teniendo en cuenta lo que la ciencia nos ha venido diciendo por décadas: el Cambio Climático es real y hay que tomar acción.

Siempre he tenido presentes los datos, las tendencias y las predicciones. Sin embargo, ya sufrí mi primer ataque de ansiedad climática. Sí. Eso existe y probablemente tú también lo llegarás a experimentar más pronto de lo que piensas. Una emoción de impotencia, de enojo y de urgencia por lo que estamos ya viviendo, y por lo que sufriremos por el resto de nuestras vidas a causa del Cambio Climático.

Recuerdo que a mis 10 años de edad aprendí sobre el concepto de la globalización y el calentamiento global. Desde entonces, como muchxs de ustedes, crecí con la conocida narrativa que nos invita a no sobrepasar el incremento de 1.5º centígrados anuales en la temperatura de la Tierra para frenar el Cambio Climático. Una narrativa muy esperanzadora que nos promete frenar el Cambio Climático o hasta regenerar partes del medio ambiente si ese incremento se mantiene por debajo de los 1.5º C anualmente.

Aunque pocas personas están hablando de esto, la Organización de Naciones Unidas ajustó su narrativa hace unas semanas. Por primera vez, el mensaje del último reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) fue tajante y claro: frenar el Cambio Climático ya no es opción, nuestra mejor opción es adaptarnos para mitigar sus efectos lo más posible.

La prometedora narrativa de los 1.5º C ya no es una posible salida, hoy es simplemente una forma de evitar resultados apocalípticos. Lo que hoy todas las organizaciones, corporativos, gobiernos, colectivos ciudadanxs e individuos debemos hacer es empezar a adaptarnos de la mejor manera posible a los cambios que estamos viviendo y los acentuados efectos que vienen en camino.

Leer este reporte del IPCC y ver el cambio en su narrativa fue lo que detonó mi primer ataque de ansiedad climática. En un esfuerzo de canalizar estas emociones, les comparto lo que creo es la mejor estrategia para seguir con esta lucha.

Adaptación inclusiva

Si la narrativa y esfuerzos del 1.5º C no han dado resultados, ¿en qué debemos enfocarnos ahora? Si algo he aprendido, trabajando en iniciativas de mitigación de Cambio Climático, es que tener una agenda en común entre lxs ciudadanxs, gobiernos, organizaciones privadas e instituciones públicas es un diferenciador clave.

La Agenda 2030 -los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU- nos ha brindado justamente una plataforma con la cual hemos podido construir la narrativa del 1.5º C que aquí critico, pero también nos ha dado la oportunidad de empujar una agenda común de manera coordinada y colaborativa.

Es por esto que te invito a incorporar un concepto que considero será de gran importancia en las siguientes décadas: la adaptación inclusiva. La ONU define la adaptación climática como la respuesta para reducir los riesgos y la vulnerabilidad climática que sufren lxs seres humanos, otras especies y el medio ambiente.

Desafortunadamente, está diagnosticado que la adaptación climática dependerá de los recursos, el poder de decisión y el nivel de desarrollo de las personas; dejando altamente expuestas a comunidades indígenas, comunidades costeras y la mayoría de los países en desarrollo.

De hecho, actualmente más de 170 países a nivel global han ya incorporado acciones de adaptación climática en sus estrategias climáticas nacionales. Con esto en mente, la adaptación inclusiva debe de verse como nuestra única opción a futuro. Si no queremos que los esfuerzos de adaptación generen aún más desigualdades, algo que la misma ONU ha identificado está sucediendo, llamándola “mala adaptación”.

La adaptación climática inclusiva debe entenderse como la respuesta para reducir los riesgos e incrementar la resiliencia climática poniendo a las personas, las especies y los ecosistemas más vulnerables en el centro, aún por delante de nuestros intereses individuales u organizacionales.

¿Cómo podemos incorporar este concepto?

Lxs ciudadanxs, sobre todo lxs más afortunadxs que podemos estar leyendo esto desde nuestros celulares o computadores, debemos empezar a pensar cómo tendremos que adaptar nuestras vidas a los efectos del Cambio Climático con una perspectiva comunitaria y no individualista. De esta forma podremos avanzar juntxs.

Las organizaciones del tercer sector debemos liderar la implementación de proyectos de impacto positivo que tengan elementos claros de adaptación inclusiva.

Conforme los corporativos ajusten sus cadenas de valor y producción, deben de destinar recursos monetarios y humanos para que las comunidades y ecosistemas que les generan valor estén en el centro de sus esfuerzos de adaptación. Los gobiernos deben posicionar en la agenda pública el concepto y la directriz de la adaptación inclusiva de inmediato.

En 2015, la ONU lanzó la invitación y el reto de “no dejar a nadie atrás”. De repente, este llamado ha tomado un nuevo significado y una resaltada importancia. Sin una visión de adaptación inclusiva, en efecto, la mayoría se quedará atrás.

*Diego Reyeros es Cofundador de Makesense Américas. Makesense es una organización global disruptiva de innovación social y emprendimiento.

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